18. Cincuenta y dos semanas.

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Briana soltó un largo suspiro y una extensa sonrisa se instaló en los labios de Joel. Dejó un beso sobre su cabeza y ella cerró sus ojos un largo momento disfrutando de la sensación de estar entre los brazos del pelinegro.

—Joel...—lo llamó en voz baja sin moverse ni un solo centímetro de su posición.

— ¿Si?—murmuró él volviendo a besar su coronilla.

—Gracias por una de las noches más espectaculares de mi vida...—anunció con una sonrisa en los labios.

—No tienes que darme las gracias por nada.—respondió de inmediato el chico.—Lo único que quería era que tuvieses una cita maravillosa porque eso es todo lo que tú mereces...—Briana se apartó un poco de él para poder mirarlo a los ojos y le volvió a sonreír.—Te lo dije una vez y si tengo que repetírtelo cinco millones de veces más entonces eso es lo que haré. Todo lo que quiero es que seas feliz...

—Ya soy feliz, Joel.—murmuró.—Soy feliz contigo y soy feliz con mi familia...—anunció en voz baja.

Joel dejó escapar un largo suspiro.—¿Por qué no aceptas ser mi novia de una vez por todas?—cuestionó el chico sin dejar de mirarla.—Briana, por dios....—susurró.—De verdad quiero que estemos juntos de una vez, Bri...—hizo una pausa.—Quiero respetar tus decisiones pero no entiendo por qué tenemos que esperar tanto. Yo te quiero a ti y tú me quieres a mi ¿Entonces cuál es el impedimento?

Briana le obsequió una pequeña sonrisa.—Te amo...—susurró finalmente y el corazón de Joel Pimentel dejó de latir un momento.

Una sensación demasiado familiar se apoderó de su cuerpo. Era como sentir la manera tan arrolladora y peculiar en la que un fuego artificial era encendido, ascendía por todo su cuerpo y finalmente hacía explosión en su pecho. Era devastadora a decir verdad pero también era completamente linda. Y Briana lo provocaba lo cual era todavía mejor para él.

—También te amo...—inquirió el muchacho sonriéndole momentáneamente.—Y estoy muy seguro que te voy a amar de aquí hasta que tenga noventa y nueve años y no de más de mí mismo...—La chica se echó a reír.

—¿Cómo así...?

—O tal vez te amé hasta que cumpla cien...—agregó encogiéndose de hombros.—Sea como sea te voy a amar por el resto de mi vida y aunque todavía no te quieres casar conmigo creo que podría comenzar a memorizar los monólogos...

—¡Eres un caso!—se burló la pelinegra. Joel se echó a reír y finalmente se acercó a ella con la mera intención de besarla. Briana se quedó en silencio un momento contemplándolo a los ojos. Lo admiró un momento y luego llevó su atención hasta los labios de Joel.

Era como si le estuviesen pidiendo en gritos silenciosos que lo besara.—¿Entonces...vas a besarme ya o prefieres quedarte toda la noche mirándome?—cuestionó. Ella sonrió antes de hacer presión contra sus labios. El tacto era suave, era lindo y cálido, tierno y perfecto. Igual que Joel. El muchacho acunó su rostro entre sus manos para evitar que se alejara y se entregó por completo a su beso. Briana era única, definitivamente.—¿Entonces...?

—¿Entonces qué?—bromeó la muchacha haciéndolo reír.

—¡Que graciosa!—se mofó.—¿Aceptas ser mi novia de una vez por todas?—preguntó dejando otro pequeño beso sobre sus labios.

—¿No te ha quedado claro? ¿O prefieres que te vuelva a besar?—Joel le sonrió ampliamente.

—Me ha quedado claro pero si quieres puedes hacerlo, novia...—ella se echó a reír.—No tienes ni idea de lo que sufrí con la sola idea de saber que podía perderte...

CINCUENTA Y DOS SEMANAS||JOEL PIMENTEL (COMPLETA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora