13.

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Me encantó ver la cara que puso Matteo cuando, dos días después, abrió la puerta de su piso y me vio con las tijeras en la mano y una sonrisa de psicópata en los labios.

-Te lo pasas genial infundiéndome miedo, ¿verdad? -preguntó antes de apartarse para dejarme entrar.

Mientras pasaba por su lado, pegué un par de cortes al aire con las tijeras delante de su nariz.

-Un poco sí -respondí.

Cuando llegué a la sala de estar, miré a mi alrededor.

-¿Dónde está Gastón? -pregunté.

-En su cuarto -contestó señalando hacia la puerta que quedaba frente a la de su dormitorio y junto a la del baño.

-¿De verdad piensa perdérselo?

Él no respondió. Se limitó a quedarse mirando la puerta cerrada de la habitación de Gastón con aire compungido.

-¿Matteo? -insistí.

-Está con Delfina-murmuró.

-¿Su ex? -pregunté- Creía que habían cortado.

Gastón me había contado lo de Delfina mientras habíamos estado esperando a que llegara Matteo el día que lo echaron del trabajo, y en esa ocasión no me había dado la impresión de que tuviera la más mínima esperanza de recuperarla.

-Sí -dijo él, y se aclaró la garganta antes de añadir en voz baja-: Es un poco... rara.

-¿En qué sentido? -inquirí lanzando una mirada hacia el cuarto de baño.

Acto seguido fui hacia el comedor en busca de una silla, pero antes de que pudiera coger alguna de las que había alrededor de la mesa, Matteo se me adelantó.

Llevó la silla hasta el cuarto de baño y la colocó frente al lavamanos antes de volverse hacia mí.

-Quería una relación abierta. Y al ver que él no estaba de acuerdo, decidió cortar.

-Al menos fue honesta con él -constaté mientras dejaba la mochila sobre la tapa del inodoro.

Matteo se me quedó mirando con una expresión de perplejidad.

-Pero estaban saliendo juntos.

-De acuerdo, pero me parece mejor eso que engañarlo.

-A mí me parece algo más serio, eso de mantener una relación -opinó con el ceño fruncido- No puedes decir simplemente «Ay, ahora mismo las cosas no van tan bien y de repente me han entrado ganas de acostarme con otros chicos». Eso me parece... una verdadera mierda -concluyó, y por su tono me pareció realmente indignado. Al parecer, había metido el dedo en la herida.

-De acuerdo.

Matteo suspiró y se dejó caer encima de la silla.

-Lo siento -se disculpó- Es sólo que...

-¿Qué? -pregunté sentándome en el borde de la bañera.

-Que Gastón es un buen tipo -afirmó con la mirada clavada en el alicatado de color blanco- No merece que lo traten así. No obstante, Delfina sólo tiene que pronunciar la palabra mágica para que él vuelva a caer entre sus garras, de eso estoy seguro. Y no sé si soportará que vuelva a dejarlo.

Durante un rato me dediqué a observar cómo se mordisqueaba el labio inferior.

-Eres un buen amigo. Mientras te tenga a su lado, saldrá adelante.

De repente, me vino a la cabeza otra idea.

-Y tampoco creo que Gastón te eche de aquí si empieza a salir con Delfina de nuevo.

Sentir [Lutteo]Where stories live. Discover now