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Fue bruscamente lanzado al piso de la casa, entre lágrimas trato de levantarse, pero fue detenido por un golpe que lo obligó a mantener la mirada hacia un lado, sin posibilidad de enfrentar a su atacante, inútil ante la situación. El chileno estaba orgulloso de tener al menor así, bajo su poder, donde tan solo pueda estar para él y lo amé a él, aunque ha tenido que recurrir a una opción tan drástica, no podía ni iba a arrepentirse, ahora ambos estaban juntos sin que el resto los moleste.

Por el lado de menor, tan solo estaba asustado, Chile se pasó la mayor parte del camino recordándole lo mal que se comportó al desobedecerle sobre no hablar con ningún otro país. Ahora que llegaron a la casa del menor, donde comenzaría su tortura, una donde no tendría seria nada bueno, como siempre.

Se posicionó encima de él, el menor estaba asustado, temblando, aterrorizado por sentir la lengua contraria recorrer por su cuello y clavícula después del golpe. No lo deseaba, no quería hacer nada, trataba de separar al mayor, pero no único que consiguió fue otro golpe en su dañado rostro.

— Fuiste un buen chico, amor; pero te dije que no hablarías con nadie, ¿Verdad?.- Chile río, pero era risa no duro mucho, y miro al menor que se encontraba bajo suyo.

— T-Tú dijiste que—.-.

— ¿Me estás diciendo que tengo la culpa?.- Perú negó rápidamente por nervios.- Eso pensé, mereces un castigo, cariño.

Volvió a lo suyo, comenzando a morder esa frágil piel blanquecina, marcándola y volviéndola de tonalidades moradas, a simple vista se podía ver lo doloroso que eran y la fuerza que se usó al aplicarlas. Cuando amaba al mayor no le gustaba este trato tan brusco, pero aguantaba por él, ahora solo quería escapar como sea.

Otra mordida se posó en su hombro, sintiendo como los dientes filosos atravesaban su piel sin resultar excitante, lo podía considerar una tortura lenta.

Abría inconscientemente sus piernas del dolor, sintiendo como comenzaba a tocar su miembro tratando de endurecerlo. Quejidos salían sin parar de su boca ante las acciones del tricolor, quejidos de ayuda que no eran escuchados por nadie.

— ¡Basta, Chile! N-No quiero...- Grito cuando el chileno comenzó a abrir sus piernas por completo.

— ¿Eh?

— H-Hoy no quiero, por favor, q-quiero descansar y ordenar lo que presentaré a ONU la siguiente reunión.- Contestó pasando saliva, era una excusa muy tonta.

— Yo quiero sentirte, y lo haré. O quizás quieras ver a cierto país agonizando, ¿No?.- El menor se erizó, no quería, sabía de quién hablaba. El chileno noto esta reacción.- Parece que entendiste, amor.

Beso en los labios al blanquirrojo, siendo correspondido por este mientras lágrimas caían de sus ojos, no le gustaba esto, lo repetía... Pero no quería que a nadie le ocurriera algo por su culpa, menos al país que le había brindado apoyo y hoy había rechazado toda ayuda, solo quería que todo acabara.

¿Amor? [Chirú // Violentometro]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon