Capítulo 101- El destino del sobreviviente

7 2 0
                                    

Capítulo 101

EL DESTINO DEL SOBREVIVIENTE

Ser testigos mudos de un asesinato que sucedió hace veintiséis años les tiñó el alma de tristeza. Vicente nunca imaginó que era el producto de un gran amor, pero tampoco figuró que sus padres fuesen el objetivo de un psicópata sin piedad.

En Braulio los acontecimientos eran menos sorpresivos, había dedicado toda su vida a develar el secreto de la tragedia de Ureña, sin embargo seguía sin conocer el nombre del hombre que dio la orden, el autor intelectual.

En frente estaba el sicario que ejecutó el crimen. Lo siguiente no era telepático, ni místico. Carlos estaba dispuesto a relatar la última parte de su participación en los eventos de aquella noche...

-Tengo un hijo de tú edad- Comenzó a contar, sin darle la cara a nadie, evitando los ojos inquisidores de su público oyente- Aun tenías la pinza en el ombligo, fresca... No iba a matar a una criatura recién nacida, así que te envolví en una manta y te llevé conmigo.

Vicente no le interrumpió. Su mente estaba sumida en un viaje en el tiempo.

-Pagué a un taxi para que me llevara a San Cristóbal. Era probable que te buscaran en Cúcuta, por ser la ciudad más cercana. En Venezuela estarías a salvo, y no me equivoqué...yo no conocía de lugares, ni siquiera había salido de Colombia antes de esa noche. Mis instintos me guiaron al convento que dirigía el padre Andres. Toqué la puerta varias veces y me escondí detrás de un árbol. Vi cómo te recogían de la pequeña caja de cartón donde te coloqué, y le rogué a Dios que te diera la oportunidad que yo les negué a tus padres...

-¡Como se puedes ser tan cínico! – Braulio estaba airado, con la intención, a flor de piel, de pegarle a Carlos Ignacio.

-¡Braulio, contrólate!- Exigió el padre Mauricio- Continua, Carlos.

-Permanecí oculto en San Cristóbal por varios días. Incluso me atreví a visitar el convento una vez más, para cerciorarme del bienestar del bebe. Era mi deber advertir el riesgo que corría Vicente.

-¿Por qué me salvaste?- Preguntó Vicente, sin odio en su corazón, simplemente una enorme curiosidad.

-Supongo que fue instinto paternal- Carlos le confrontó, arrepentido.

-Yo no seré tú juez. Esa no era mi guerra- El gallardo joven, de melena larga, aguantó con valentía la narración de Carlos, sin demostrar flaqueza – Tú final será dramático, de cualquier manera, ya lo sabes.

-Hombres como yo tienen los días contados...el que a hierro mata a hierro muere...

-¡Vicente! – Braulio estaba sorprendido- ¿Le perdonaras, así no más?

-Para eso estamos reunidos, tú también debes hacerlo. No debemos ser iguales a estos delincuentes mafiosos- La preparación frente a la vela le dio a Vicente una sabia clarividencia. Su misión era cerrar el círculo de odio que otros abrieron.

-¡No creo estar a la altura de tú generosidad! – Braulio temblaba de rabia, Vicente agarró sus manos, aliviando su angustia.

-Déjalo ir... -Susurró – El demonio esta en este santuario esperando que un alma débil se quiebre. Tú eres mi hermano, y te protegeré de esos sentimientos negativos...respira...

El padre Mauricio comenzó a rezar nuevamente, desde el rincón, acostado, también lo hizo el padre Andres.

Marco hizo lo suyo, rezar por el alma de su padre, que por tantos años protegió a Carlos Ignacio. El no contaría su historia, ni los lazos que lo ataban a ese evento de forma indirecta.

Era la hora de cerrar el círculo.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Where stories live. Discover now