Capítulo 146 - La recepcion oficial

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Capítulo 146

LA RECEPCION OFICIAL

La conversación que había sido pospuesta, una y otra vez, tendría lugar en la recepción que el nuevo presidente organizó para su hijo, el héroe nacional, en el salón de fiesta de un renombrado hotel de la ciudad, en conjunto de un concurrido grupo de amigos y figuras representativas de la alta sociedad colombiana. Todo expuesto en la delicada tarjeta, con letras doradas, en perfecta presentación, entregada directamente por un mensajero oficial.

Si lugar a dudas, el protocolo y la dedicación en los detalles iba por cuenta de la eficiente secretaria del Dr. Augusto Corona.

-No podemos negarnos- Se anticipó Evelyn, al malestar inminente reflejado en el desgano de su esposo, quien sostenía la tarjeta con apatía.

-Así no es como quería confrontar a mi padre, con doscientas personas, o más, viéndonos actuar como la familia feliz que no somos – Braulio arrugó la frente y arrojó la tarjeta sobre la cama de la habitación matrimonial, mientras se disponía a dar pelea verbal, en defensa de sus maltratados derechos de hijo único.

-Te entiendo, yo también estoy conmocionada por la iniciativa de tu padre, pero ahora es una figura pública, demasiado expuesta para ventilar sus diferencias sin considerar las consecuencias. Braulio, no has llegado tan lejos para rendirte en la orilla – Le animó su esposa, con una sonrisa conciliadora y una buena dosis de lógica.

-Esta farsa de fiesta impedirá que los presente formalmente ¿Cómo introduzco a Vicente en la reunión? –Era obvio que Braulio estaba concentrado en develar la verdad y no en restaurar su relación paterna.

-No es difícil...- Alegó Evelyn – Vicente es rico, no necesita del dinero de otro para llamar la atención, y lo seguirá siendo aquí en Colombia o en España, incluso si decide volver a su país natal. Su tarjeta de presentación es la cuenta bancaria que heredó de la difunta Amelia Angarita. Yo puedo sugerirle a la secretaria de tú padre que lo invite, te aseguro que le encantara la idea.

Braulio negó con la cabeza – Es una movida riesgosa, mi padre lo investigaría primero.

-No si le comento a la secretaria la invaluable colaboración de la pareja en la captura del Patrón. No conoces a la gente como yo lo hago. Soy periodista, se de lo que hablo. Vicente es un postre de lujo en el paladar de los tabloides.

-Viéndolo desde ese punto de vista, es probable que tengas razón. Ahora queda una duda ¿Vicente aceptara ir a esa fiesta? – La pareja se miró perpleja.

-No tiene otra opción, su padre es un hombre inaccesible – Evelyn le picó el ojo, convencida de los pasos a seguir.

Braulio se tranquilizó, colocó su espalda sobre dos almohadas bien dispuestas, con la mente trabajando en silencio. En su cama meditó hasta la saciedad.

-Vicente no sabe que existe un diario – Agregó sin más, con los brazos cruzados sobre su pecho- El piensa que papa mandó a matar a Elena Chang.

Evelyn ya estaba inserta en un libro cuando su esposo nombró al causante de los conflictos de su suegro – Entonces debes mostrárselo.

-Sabes que no todo es color de rosa en esas páginas – Renegó Braulio.

-Es la única forma que tienes de defender a tu padre – El comentario de Evelyn fue una tenaza punzante en la espalda de Braulio.

"Resguardar los secretos de la familia o imponer la ley... ¿Eso me haría un hijo traidor?", volvió a cuestionarse mentalmente. Y con esa pregunta retórica retorciéndole las neuronas, Braulio fingió dormir durante esa noche.

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El hombre que dirigía la orquesta estaba al tanto de todo. Augusto Corona vio las fotos de los acompañantes de su hijo en el Aeropuerto El Dorado, el día de su llegada.

-¿Quiénes son? – Preguntó malicioso a su nuevo asistente.

-La chica era la amante del narcotraficante apodado El Patrón, y el joven con la criatura es el novia que ella suponía muerto – Explicó el caballero de saco y corbata, señalando a cada uno en la foto.

-¿Qué hace Braulio en compañía de gente tan soez? – Renegó irritado ante la descripción de los personajes.

-Ella fue el señuelo en la captura del narcotraficante. Sí colaboraba obtendría el acilo político en nuestro país. Fue el acuerdo pactado.

-No me gusta que mi hijo se mezcle demás. No es ético. – Rezongó haciendo un ademan para que le quitaran las imágenes del escritorio. - ¿Qué relación existe entre el niño que cuida Evelyn con la pareja?

-El niño es el hijo de la muchacha.

-¿Y el padre? – Indagó Augusto, visiblemente interesado.

-Era un sicario que escapó de una cárcel en Venezuela, aquella que se quemó dejando un saldo trágico de victimas...- Augusto le interrumpió.

-Conozco la historia. Continua – Le exigió.

-Encontraron su cabeza en una provincia italiana. Se dice que el Patrón pagó millones por dar con su paradero, y que él, en persona, lo descuartizó como muestra de amor a la chica.

-Es una historia de horror tras otra historia de horror. Braulio debe separar el trabajo de su vida personal ¿Qué diría la prensa si se descubre este berenjenal? – Augusto hizo una pausa conteniendo el aliento - ¿Acaso ya es del conocimiento público?

-No, su merced tiene la exclusividad de la investigación. La información es confidencial, lo que sé si es del dominio público es la cuantiosa herencia del joven Vicente Angarita – El asistente señaló otra carpeta, una que contenía información del gallardo semental de ojos achinados, en espera de una reacción de su jefe.

Augusto abrió la carpeta y aguzó la vista sobre el material escrito – Cuénteme los detalles ¿Acaso el joven es una cajita de sorpresas?

-Algo así – Introdujo circunspecto – Comenzó siendo un simple huérfano que ascendió en la escala social el día que su mentora fue asesinada por el mismo sujeto que le disparó en la cabeza. Vicente estuvo ocho meses en estado de coma, y despertó como si nada. Se le consideró un milagro médico.

-¿Quién le disparó? –Era mucho. Era demasiado. Augusto repasó nombres familiares.

-El sicario descuartizado. El exnovio de Celeste Bastidas, en esa época apenas había escapado de la cárcel, y lo primero que hizo fue perseguir a la pareja. Estaba saldando cuentas pendientes con la muchacha. Vicente fue una víctima colateral de su venganza.

-Es suficiente – Exigió Augusto – Tengo la sensación de estar frente a un nuevo problema. Mi labor es cuidar de los míos. Ya es hora de que Braulio abra los ojos y se aleje de la nociva pareja. Y si él no lo entiende por las buenas, yo se lo hare saber, a la mala.

-¿Qué desea que haga? Preguntó el subordinado, con libreta en mano.

-Quiero entrevistarme con el milagroso millonario, a solas. Organiza un encuentro con el muchacho sin que lo sepa mi hijo. Evaluare al tal Vicente Angarita, porque si es tan atrevido como el hijastro no les concederé beneficio alguno.


ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora