Capítulo 137 - La nueva odisea

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Capítulo 137LA NUEVA ODISEA Por primera vez lo estaba viendo. Los canales de televisión local enmarcaban las bizarras virtudes del nuevo presidente de la Republica Colombiana, con imágenes del ganador durante el proceso de campaña. Vicente lo contempló extasiado. Su fisonomía era contraria a la de su presunto padre, a excepción de esos pequeños detalles casi imperceptibles que solo un conocedor de la verdad atinaría señalar. El hombre que había ganado las elecciones era seguro de sí mismo. El nuevo presidente tenía inmunidad parlamentaria, pero el ser humano, sin cargo alguno, era propenso a su pasado poco vistoso e igualmente digno de ser retratado por la prensa, aunque sin el crédito de la fanaticada votante. En el otro cuarto, Celeste y su pequeño hijo disfrutaban de una estrecha relación que se afianzaba con el pecho materno. Ambos serenos, felices, como tenía que ser la relación de cualquier madre con el fruto de su vientre. Sin embargo, esa no fue la suerte de Vicente. Él no tuvo unos ojos amorosos brindándole calor humano mientras se alimentaba, o quizás sí. Le habían negado el vínculo sanguíneo en pro de su seguridad. Le arrebataron la familia a escasas horas de haber nacido, y era posible que el causante de tal atrocidad fuese el hombre que saludaba a la cámara con la banda atravesada al pecho... su padre. -¿Ya le contaste que voy a Colombia? – Preguntó Vicente a Braulio, el día que recibió los boletos de avión. -No le he contado nada. – Respondió Braulio, secamente. - Entonces, sigo sin existir. Soy un refugiado político, en tierras extrañas, que no tiene familia en Colombia – Reproche e inconformidad minó su faz.-Papa ganó las elecciones. Ahora Augusto Corona es el señor presidente, un hombre ocupado. -¿Me dices que no tiene tiempo para escuchar a su propio hijo? – La retórica de Vicente punzó en el pecho a Braulio. -Te digo que este asunto en particular lo tratare en persona con mi padre. Tengo inquietudes... y temores... - El silencio ganó espacio en el mortificado rostro de Braulio. - Aun puedo cambiar de destino los boletos – Sugirió Vicente – Gracias a la herencia de Doña Amelia tengo varias opciones bajo la manga. En España nadie me quiere matar. -Tampoco en Colombia, Vicente – Se quejó Braulio. Si te pido que confíes en mí, confía, por favor. -Temores, esa palabra me hace dudar ¿ Que sabes, hermano, que yo sé? ¿Nuestro padre es un asesino? Braulio se contestó en la mente, "sí, pero no de la forma que crees" – A veces los seres humanos son arrastrados, por las circunstancias, a cometer actos que van en contra de su naturaleza.-Eso es un si... - Razonó Vicente, con acritud.Vicente podía retractarse en un abrir y cerrar de ojos de su decisión. La confirmación o negación de de la verdad lo cambiaria todo. ¿Qué pasaría si le mostraba el diario antes de lo pautado? El alma corrompida de Augusto Corona se agitaba en las páginas de aquel libro, hábilmente disfrazado bajo el lomo de una biblia. -Él no la mató, Vicente. Nuestro padre estaba enamorado de Elena Chang, es una certeza científica abalada por un funcionario de la DEA... ¿Puedes terminar de armar la maleta? Bogotá será menos peligrosa que Italia. Te lo aseguro. – La sonrisa conciliadora de Braulio cerró el trato. Indudablemente, cualquier lugar era el paraíso comparado la experiencia de haber sido el objetivo de Carlos Ignacio Restrepo y Gerson Camacho al mismo tiempo.

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (TERCERA PARTE)Where stories live. Discover now