IV

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Habían transcurrido algunos días luego de aquella visita en el confesionario de la iglesia.

El Padre Min había dictado la misa dominguera al día siguiente bajo la punzo penetrante mirada de Park Jimin al lado derecho del templo, junto a los que parecían ser sus padres y que por opiniones de las monjas, parecían ser una familia de buenas costumbres y fieles a la Iglesia, al igual que aquel Rubio.

De había enterado que Jimin había servido en la Iglesia en varias ocasiones luego de su primera comunión, que solía dar diezmos generosos y participaba en las obras caritativas del pueblo para los menos afortunados.

Que en el colegio estaba en el cuadro de honor y era pretendido por muchas de las jovencitas más lindas de Mantún. Supo qué vivía en la primera casa entrando al pueblo en el costado derecho del camino de tierra y que su familia se dedicaba a la cosecha de café...

Curiosamente también había notado que nadie sabía sobre el arte que el Rubio desempeñaba dentro de  las paredes del Viejo anfiteatro. Preguntó también por aquella edificación abandonada y le dijeron que hacía años nadie iba por allá. Comprendía ahora la libertad con la que Park Jimin ocupaba el sitio.

Luego de aquella misa vio a Jimin a lo lejos despedirse de sus padres, salió de la parroquia con la excusa de saludar a quienes transitaban sólo para ver hacia donde se dirigía el Rubio.

El amargo sabor en su estómago volvió al verlo nuevamente cerca de aquel muchacho de piel morena y cabellera castaña. Recordó aquella tarde en el que le vio abrazarlo y una molestia se volvió a instalar en su paladar.

Entró nuevamente al tembló ignorando a varios de los pueblerinos para encerrarse en el cuarto que habitaba sólo para poder pasar aquella sensación desagradable por haber visto que ese chico nuevamente tocaba a Park Jimin frente a sus ojos.

Allí amargamente cayó en cuenta, de que inconscientemente había averiguado sobre la vida de aquel niño como si le desesperara saber más sobre él. Y si, era así, pero odiaba tener que admitirlo, no quería aceptarlo ya que eso implicaría muchas cosas negativas a su vida espiritual. ¿Con qué cara vendría él a arrodillarse a pedirle a Dios después de tales pensamientos? 

Mordió fuertemente su labio inferior hasta casi hacerlo sangrar por la ansiedad pésima que lo comenzaba a hacer querer correr tras esos dos chicos y separarlos. 

Así era como Min Yoongi comenzaba a sentir un dolor en su pecho producto de los sentimientos que Park Jimin en aquella tarde mientras bailaba inyectó en su ser. 











(...)











¿Qué querías decirme? - Preguntó el rubio al acercarse a Kim Taehyung quién lo había esperado a una cuadra de la parroquia.

- Nada realmente... - Respondió abrazándolo por los hombros luego de ver a ambos lados de su posición verificando que nadie estuviera viendo - Solo quería verte un rato... 

- Uhmm... que raro...- Murmuró - Normalmente no nos vemos los domingos... ¿Ocurre algo?

- ¿Debería ocurrir algo Park? - Preguntó cuando ya se acercaban a las afueras del pueblo. 

- No lo sé... Tú dime...- Se separó de él quedando cara a cara - últimamente se te ve extraño Tae, por lo general no me buscas con tanta insistencia como ahora... 

- ¿Estoy siendo molesto?

- Mmm no exactamente... Pero si es raro... 

Half Moon~ YMWhere stories live. Discover now