V

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Cerró de un portazo la puerta de madera de su pequeña habitación, entró rápidamente en el baño de la misma encerrándose también allí para recordarse sobre el lavamanos mientras veía su propio reflejo en el espejo.

Su pesada respiración se sentía como garras arañando su garganta y el latir en su pecho dolía culposo por el pecado.

- Diez años...

Se repetía con amargura mientras en sus ojos nacían ciertos posos de lágrimas a punto de desbordarse.

- Diez años...

Habían sido ciertamente diez años los que llevaba encaminado en aquel rumbo que había elegido en su adolescencia.

El camino de Dios, para servirle sólo a Él en cuerpo y alma...

Las madrugadas en las que se despertaba a orar, los cantos de alabanzas y comuniones dedicadas al gran amor que sentía por Dios todo poderoso...

El sueño de viajar por el mundo llevando en su nombre un mensaje de gozo y amor...

Todo ahora estaba hecho pedazos, ahora que la tentación carnal había ganado, había perdido ante el deseo y el pecado.

Con cada lágrima que ahora bajaba por su pálido y demacrado rostro, se iban las clases en el seminario, los retiros espirituales y las misas impartidas por su persona...

Los mandamientos de Dios, lo correcto y lo incorrecto, el dichoso voto de castidad burlado en aquella tarde en la que viendo a aquel joven perdió totalmente su auto control y se masturbo, impúdico, pecador, demonio abominable.

¿Con que cara saldría?

Ciertamente la irá de Dios estaba jurada, aunque Dios perdona todos nuestros pecados, que al arrepentirnos de corazón el limpia nuestra alma, nos hace una nueva criatura, volvemos a hacer pero...

El Padre Min Yoongi no sentía arrepentimiento porque el sólo recordar lo hacía querer repetir aquella obscena acción.

- ¿Me equivoqué, Señor, al elegir este rumbo?...- preguntó cerrando sus ojos tembloroso sintiéndose poco merecedor de mencionarlo a Él.

Froto sus ojos y su rostro quedó rojizo por el llanto de impotencia. Salió del baño dirigiéndose a su cama donde se sentó tomando su cabello entre sus manos.

¿Qué debo hacer?...¿Qué debo hacer contigo Park Jimin?... ¿Qué haces que me duele tanto no poder contenerme?... Dime... ¿Qué debo hacer?

En la oscuridad del ocaso, el Padre Yoongi lloró hasta dormirse, cayendo en los profundos brazos de Morfeo, el cual, divertido por el sufrimiento del simple mortal, no dudó en actuar poniendo en sus sueños la hermosa sonrisa de cierto Rubio de 17 años, el cual, lentamente acababa con la razón del pálido hombre perdido por su existencia.










(...)















Mordía su labio inferior intentando hacer desaparecer una sonrisa que desde hace una hora se había instalado en su rostro rojo no sólo por el calor si no por la emoción.

El Padre Min le había seguido al anfiteatro, lo había visto bailar otra vez a escondidas y Jimin lo había visto irse casi escapando del lugar.

De sentía feliz, porque aquello no hacia más que confirmarle que aquel hombre si sentía atracción hacia él, porque si no fuera así ¿Por qué huir?

Luego de que viera al mayor irse del camino de tierra, Park Jimin recogió su tocadiscos y se puso sus botas de cuero con la sonrisa intacta en su rostro, salió del lugar con tranquilidad pensando y divagando en aquellos pensamientos y la imagen de la ancha espalda del Padre Min alejándose de allí. Era sin duda uno de los mejores días para Park Jimin.

Half Moon~ YMWhere stories live. Discover now