El único aqui

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Narradora:

Había mucho escándalo y barullo en aquel pasillo lleno de alumnos gritando o riendo, pero eso no le importaba a nuestro joven protagonista, para él todo era silencio. Philip Pip Pirrup era un joven de 12 años de cabello rubio que le llegaba hasta el cuello y una ropa un tanto "pasada de moda".
El rubio andaba por la escuela desganado, dirigiéndose a su siguiente clase, pensativo. Philip siempre había sido un joven cortés y educado, siempre tratando de ser amable, pero eso cambió durante los últimos años cuando empezó a darse cuenta de lo poco que merecía la vida y la gente que le rodeaba, muy poca gente. Pasó de ser un niño bastante "majo" a convertirse en un fantasma de la escuela. Si te acercabas a él podías notar sus ojos rojos y sus notorias ojeras que acompañaban a unos ojos cansados. Iba casi arrastrando los pies, ya que no tenía casi fuerza para moverse. Mientras se dirigía a la clase, vió a Stan y a su grupo reír feliz. Siempre había querido formar parte de algo así, pero la vida la tenia tomada con él. Cartman notó la presencia del rubio y, como siempre hacia, empezó a burlarse del joven seguido de las risas de sus amigos.

¡Francés!–le gritó el niño con kilos de más.

Solo esa palabra bastaba para molestar al inglés, que odiaba a los franceses. La único que hizo fue seguir andando hacia su clase, molesto.
Las siguientes horas transcurrieron con normalidad, hasta la hora de salida. El sonido del timbre estalló en medio de la silenciosa clase. El pequeño guardó sus cosas y se fue de aquello que llamaba "cárcel para personas sin antecedentes".

Al salir se encontró una persona gritando su nombre y corriendo hacia él, mientras movía su brazo de un lado a otro en forma de saludo. El rubio lo miró feliz, esa felicidad que no sentía hace mucho. Era un chico de 19 años, pelirrojo. Llevaba una ropa totalmente diferente a la extravagante ropa del rubio, él simplemente vestía un abrigo amarillo, unos vaqueros y unas botas de montaña.

¿Qué tal primo?– dijo el más mayor pasándole un brazo por la espalda hasta llegar a su hombro.

Muy bien, Kendal, ¿y tú?– respondió con una voz rota, pero sin quitar su radiante sonrisa.

De p*ta madre, primo.– El rubio ya estaba acostumbrado a escuchar insultos por parte de su primo. –Venga, vamos a algún bar o algo, que me muero de hambre y quiero que me cuentes tus aventuras escolares.–

Ambos emprendieron el viaje hacia "Tweek Coffeehouse Bros", la cafetería perteneciente a uno de sus compañeros de aula, Tweek. Para Philip ir con su primo era una sensación relajante, hacia mucho que no llegaba a sentir ese sentimiento de comodidad. Le encantaba oír el sonido de sus botas aplastar la fría nieve que reinaba en todo South Park. Cada indeterminado tiempo, Kendal hacia una que otra broma que le causaban mucha gracia al rubio. Al llegar, Philip se sentó en la primera mesa que encontró, mientras que Kendal iba a pedir las bebidas.

El joven sentado pudo ver una pareja besuqueándose en una mesa alejada, a quienes rapidamente reconoció. Uno de ellos llevaba un chullo azul que combinaba con el color de chaqueta, mientras que el otro llevaba una camiseta verde mal abotonada y el pelo despeinado.

Él no pudo evitar sonreír al ver aquella tierna imagen. Craig lo notó, he hizo su famosa seña dirigida al rubio liso. Tweek se percató y le dió un codazo a Craig para después dirigirle una sonrisa a Philip. El rubio no le dió importancia a la seña, ya que se la hacia a todos. Segundos después, el pelirrojo llegó a la mesa con dos cafés. Le entegró uno al rubio, quien lo agarró con cuidado de no quemarse mientras que el otro se tiraba en la silla poniéndose cómodo.

Te vas a quemar.– dijo el rubio, riendo.

Nah, un café no puede ganarme.– contestó, hechandole una mirada asesina al café, haciendo que el otro riera aún más.–Bueno, ¿qué tal los amigos?.–

~La viva imagen de la maldad~/ Pip x Damien Donde viven las historias. Descúbrelo ahora