Haciendo pellas al ritmo del Heavy Metal

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Los dos jóvenes caminaban tranquilamente hacia la clase, sin ninguna preocupación. Un rubio iba guiando el camino, andando felizmente mientras agarraba la mano del pelinegro, a quien ni siquiera le importó aquel agarre.

Al llegar a la puerta de la clase, el demonio soltó con fuerza su agarre de manos, mirándolo con molestia y confundido. El de cabellos dorados solo lo miró desconcertado.

-Tío, ¿enserio vamos a ir a clase?-

-Sí, ¿no?- preguntó un poco confundido por la pregunta, ¿a donde iban a ir si no?

-Ay, no no.- agitó sus manos despreocupadamente.- Ahora que estoy fuera de clase, no seré tan tonto como para volver en vez de escaparme.-

-¿Escaparte?- habló con miedo el rubio. -¡No puedes escaparte! Te van a poner una falta...-

-¿Qué me importa?- comenzó a caminar por el pasillo.

Pip lo agarró de la mochila y lo miró con preocupación.

-Damien, necesito tu ayuda.- el pelinegro lo miró con interés. -Me vendría bien que estuvieras para cubrirme. Tweek y Butters no vienen con nosotros a esta clase y el profesor nunca me cree.-

-Pues ven conmigo y ya.-

-¿Pero ir a donde?-

-¡Yo que sé! Al parque, a alguna cafetería, a donde sea, me da igual.- lo miró con molestia. -Lo importante es pirar.-

-P-pero... si piramos me pondrán una falta.-

El demonio miró al rubio, quien tenia cara de pena.

-Agh, está bieeeen, pero la próxima vez me dejas irme, ir a clase es un peñazo.-

El menor abrazó al mayor con fuerza repitiendo la palabra "gracias" mientras daba besos en su jersey, encima de su torso. El mayor se ruborizó y lo fue apartando.

-Ya, ya, ya.- el azabache apartó su mirada, avergonzado.

Pip abrió la puerta, seguido de Damien.

-D-disculpen.- habló nervioso. Un montón de bolas de papel volaron por encima de los alumnos, hasta acabar golpeando al rubio. Las risas acompañaban a la cara triste y sorprendida del rubio, que se aguantó echar una lágrima y tuvo mucha fuerza, pues estaba al borde de romperse.

El demonio por su parte estaba realmente enojado e iba a ir a por todos ellos hasta que una mano le agarró. Pip le paró los pies, agarrándole de la mochila, indicando que no hiciera nada.

Al azabache le costó contenerse, pero simplemente se echó para atrás y se dirigió a su asiento, detrás del británico.

Uno de los pies de sus compañeros se sobresalió de la mesa, para poder hacer que el rubio tropezase. El demonio al ver esto, con todo lo que le había dotado el Inframundo, hizo que el pie de aquel chico sufriera un gran dolor, haciendo que volviera a guardar su pie para poder ver que producía ese dolor.

Justo cuando el rubio se sentó, el profesor Garrison levantó la vista, viéndole justo cuando se sentó.

-Srto.Pirrup, ¿por qué llega tan tarde?- preguntó mirándole serio.

-Estaba en la enfermería.-

-¿Y qué hacías allí?-

El de cabellos dorados tragó saliva. No sabia que hacer, si contestarle la verdad como Damien le había dicho o callarse la boca y contestar cualquier cosa. Notó como el azabache lo miraba con atención. Lo miró a sus negros ojos para luego mirar a su alrededor y darse cuenta de que toda la clase fijaba su vista en él.

~La viva imagen de la maldad~/ Pip x Damien Where stories live. Discover now