Un joven rubio, el cual la vida se había cebado con él, decidió dejar de ser el amable y cortés niño que era para dar un cambio radical a su imagen y devolver todo el daño que él habia sentido.
~Todos los derechos de los personajes, a excepción de a...
–Bien, aquí tenéis a Kyle y Cartman y sus dos bolsas llenas de Cheetos.– grabó a ambos chicos, de pie delante de la mesa, sosteniendo las bolsas.
–Culpa de Cartman, perdón.– respondió Kyle, tapándose la cara con vergüenza.
–Teneis preguntas, venid.–
–¿Preguntas?¿De qué o qué?– preguntó el de huesos grandes llevandose uno cheetos a la boca.
–¿Y a mi que me preguntas, gordo? Ven y las lees.– hizo una seña obscena bien conocida por él, mientras que el otro iba hacia el sofá y le hacia la misma seña.
El pelirrojo le siguió y se sentó a su lado, leyendo las preguntas en alto.
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–Joder, no estábamos en una puta cita.– el robusto se cruzó de brazos, apartando la mirada avergonzado.
–Fuimos a ver una jodida película, punto. ¿Podemos ir a la siguiente pregunta?–
–Como quieras, hermano.– contestó el de parka, intentando evitar una pelea.
Cartman leyó con atención su pregunta, ruborizándose al segundo de empezarla.
–¡Joder!¡Chupadme las bolas!¡Todos!– sacó el dedo del medio a la pantalla, acercándose hasta que solo se pudiera ver su cara.
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