Tu sentimiento favorito

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Ya era por la mañana. El grupo esperaba en la puerta de su instituto a que su próximo autobús llegase a recogerlos para llevarlos a lo que algunos llamaban el infierno.

Temblaban de frío por aquel clima helado. Estaban acostumbrados a entrar en clase con la calefacción puesta, pero esta vez debían esperar en la calle mientras todo el viento soplaba en su contra.

-¿Estás bien, Pip?- preguntó el pelinegro, viendo al rubio temblar.

-H-hace mucho frío...- su nariz estaba roja, al igual que sus mejillas. El azabache admiró su cara sonrojada por el clima. Y ahora era él quien estaba sonrojado, y no por la misma razón que la de Pip.

Sus dientes chocaban entre sí con un ritmo exacto. Se abrazaba a si mismo para buscar calor, escondiendo sus desnudas manos entre el dorso del codo.

Pero ahí estaba Damien, el hijo del dueño del infierno. Alguien que manejaba el fuego suavemente con sus pálidas manos.

Coloco sus manos al lado de Pip, mientras estas ardían con un cálido fuego.

El rubio comenzó a dejar de abrazarse lentamente, hasta soltarse del todo y mirar al pelinegro.

–Aw, gracias, Dami.– sonrió, enternecido por la actitud protectiva del de pelo oscuro.

El otro acabó prendiéndose en fuego al ver la increíblemente limpia y perfecta sonrisa del rubio.

¡Cielos, Damien!¿¡Estás bien!?– el otro se dio cuenta de lo que ocurría y el fuego comenzó a disiparse poco a poco.

–Sí, perdón.– siguió dándole calor solo con sus manos mientras el rubio lo miraba preocupado.

El autobús llegó. Todos subieron con prisa para poder sentir el calor que irradiaba el aire acondicionado del lugar.

Se sentaron cada uno con su compañero, pero Damien y Pip se fijaron bien en poder ponerse un asiento al lado del otro para poder charlar.

Red y Damien comenzaron a hablar en su asiento, mientras el moreno solo hablaba por un chat que tenia con sus amigos.

El rubio simplemente pensaba. Estaba realmente aburrido. Se hechó hacia atrás elevando la cabeza con pereza. Las voces de todos sus compañeros resonaban en sus oídos como un eco lejano. Hasta que sintió la suave melodía de una guitarra sonar.

Miró hacia un lado. El demonio escuchaba música tranquilamente y parecía ser que quería que Pip la escuchara con él. Damien había colocado uno de sus cascos en la oreja del inglés, que lo miraba sorprendido.

Sonrió, mientras que el otro hacia lo mismo, enseñando sus afilados caninos.

¿Y qué mejor idea que hablar por WhatsApp mientras escuchaban música uno al lado del otro?

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Damien
Hey.
¿Qué tal con tu compañero?

Pip
Bueno.
Token es majo.
Pero no hemos hablado en ningún momento, jaja.
¿Y tú?¿Qué tal con Red?

Damien
¿Sinceramente?
Ella mola.
Pero no es lo mismo que estar contigo. Quiero decir.
Contigo puedo charlar mejor.

Pip
Aw, que lindo.
Igualmente estamos al lado, podemos hablar.

Damien
Ya, pero.
Maldita sea, Pip, tú ya me entiendes, no me hagas avergonzarme.
No es lo mismo tenerte en el otro asiento que al lado.
Aquí podemos jugar juntos a lo que sea, o ver, yo que sé, Dross.
Pero de la otra manera me tengo que estirar y seguramente el Sr.Garrison nos joda.

~La viva imagen de la maldad~/ Pip x Damien Where stories live. Discover now