Golpes dobles

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P.O.V Narradora.

Un puño se dirigía a la cara de un azabache. Este solo cerró los ojos, esperando aquel golpe. Pero al no sentir el golpe, los volvió a abrir.

-¡Pip!- gritó un judío, corriendo hacia el pequeño rubio, quien yacía desmayado en el suelo. El demonio miraba aterrorizado la imagen de su amigo tirado en el suelo, sangrando por su ahora roto y levemente hinchado labio.

Mira lo que has hecho gordo!- gritó el de pompón rojo, siguiendo al pelirrojo.

-¡Llamad a una ambulancia!- el judío empezó a sacudir a el rubio, que aún no despertaba. Cuando por fin consiguió salir de su trance de horror, Damien se abalanzó a el ahora desmayado Philip. Pequeñas pequeñas lágrimas brotaban de sus ojos. Se sentía culpable por lo que le había pasado al inglés, pues el pequeño solo trato de salvar a su amigo de ojos carmín.

El Anticristo se encontraba abrazando al rubio, apoyando su cara en su pecho, mientras lloraba. Minutos después, una ambulancia llegó.

Cargaron al pequeño en una camilla y lo metieron en la ambulancia mientras los chiquillos preguntan sobre su estado de salud. Los cuatro subieron a la ambulancia para que que el vehículo corriera hacia el hospital.

-¡Juro que cuando salgamos de aquí te voy a quemar vivo!- amenazó el chico de ojos carmín mirando con total odio al castaño.

-¡Y encima la culpa me la echas a mi!- replicó el de huesos grandes.

Damien le lanzó una mirada asesina, si no estuvieran delante de adultos lo estaría degollando en ese mismo momento.

-Eso te pasa por ir golpeando a la gente sin ton ni son.- contestó el judío, cruzándose de brazos.

-Si es que no piensa.-

-Puto gordo.-

-¡Vale ya, ¿no?!- dijo molesto el chico de grandes huesos a los tres, secándose, mirándolos con las mejillas infladas.

-No, te jodes y te aguantas.- contestó el de chaqueta color café.

-¡Decidme la puta razón por la que yo tengo la culpa!- gritó el castaño enervado. El judío se dispuso a explicarle, pero el gordo le interrumpió. -Yo no fui quien pudo a Pirrup en el jodido medio.- el judío seguía intentando explicar coma pero la elevada voz del castaño le interrumpía. -Yo no soy el culpable de que el francesito se interpusiera.-

-Si es que no djas hablar, no dejas hablar.- decía en pelirrojo acariciándose la sien con irritación, mientras que el otro simplemente seguía hablando sin escucharle.

Ahí empezaba otra de sus típicas peleas diarias.

En unos minutos aquella parte de la ambulancia se había convertido en un gallinero.

Un gordo quejándose.
Un judío irritado por las interrupciones del gordo.
Un alcohólico harto de aquella situación.
Un demonio maldiciendo a todo el mundo.
Y el cuerpo desmayado de un inglés.

Los médicos intentaban calmar a los jóvenes, sin resultado. Minutos después llegaron al hospital y sacaron a rubio en la camilla de metal, seguidos por los niños.

La habitación se hallaba vacía de profesionales, pues solo quedaban cuatro niños y el cuerpo desmayado de uno.

-¡Suéltame que lo mato!-

Un joven azabache estaba siendo agarrado por un judío, mientras un chico de gorro azul con pompón rojo los miraba y un chico de huesos grandes se protegía con los brazos.

~La viva imagen de la maldad~/ Pip x Damien Where stories live. Discover now