Love Me Or Leave Me

XXVIII.

Capítulo 28: Gracias por amarme

"Gracias por amarme, por ser mis ojos cuando no podía ver, por separar mis labios cuando no podía respirar." -Bon Jovi.

_

Jade era un ángel dormido.

Verla en su sueño profundo me sacó completamente de la realidad, permitiéndome olvidar los últimos eventos casi como si nunca hubieran existido.

Me tomé la libertad de tocarla. Alcancé su hermoso rostro y deslicé mis dedos hacia abajo, deteniéndome debajo de la línea de la barbilla.

Su piel era increíblemente suave.

Los recuerdos de nuestro primer beso de repente me hicieron pensar. Casi podía revivir esa noche cuando probé esos labios por primera vez y me hundí en la pasión que siguió.

Estaba tan confundida! Con mucho miedo.

Todo podría haber sido diferente si simplemente hubiera reconocido lo que sentía, amar a Jade como se merecía.

Todo pudo haber sido diferente.

Le peiné algunos mechones sueltos detrás de la oreja y le di un suave beso en la frente. Me quedé allí, grabando la sensación de su cálida piel contra mis labios.

Fue en momentos como este que me gustaría oler tu aroma. En mi cabeza, Jade olía a rosas blancas. Delicado pero aún fuerte.

Cuando finalmente me aparté, me dejé mirarla en su belleza exótica hasta que me armé de valor y me arrastré fuera de la cama, lejos de su calor y presencia.

El frío que sentía me estaba congelando los huesos sin ella cerca. Sentí todos mis moretones, que había olvidado mientras estaba en sus brazos, palpitando y ardiendo en mi cuerpo, especialmente el que me rodeaba el cuello.

No perdí el tiempo cambiando ropa. Si me tomara demasiado tiempo, tal vez Jade se despertara y me encontrara.

Y no quería que ella desperdiciara la Navidad sintiéndose obligada a cuidarme. No quería arruinar ese hermoso día para ella.

La miré por última vez antes de salir de la habitación y la casa. Caminé rápidamente por la calle. La mañana había amanecido en su primer rayo de luz, por lo que el día nublado solo estaba parcialmente despejado.

Caminé casi sin pensar en mi casa. Cuando llegué, mi corazón latía más rápido.

Cuando entré en el patio, la puerta principal había quedado abierta, noté que el auto de Alex no estaba en el garaje.

Me arrastré hasta la gran puerta principal, entrando en la sala de estar. Todo estaba en silencio.

El suelo estaba cubierto de fragmentos de vidrio y salpicaduras de sangre. El whisky derramado hizo un charco en la alfombra. Los regalos que nunca habían sido abiertos permanecieron en el mismo lugar donde Alex los había dejado.

Tragué saliva, evitando mirar esa escena mientras buscaba signos de vida en las otras habitaciones.

Cuando no encontré nada, corrí a la cocina y bloqueé todas las entradas a través del monitor de seguridad. Si por casualidad regresaba, no podría entrar.

Me quedé mirando mi mano y el anillo de diamantes alrededor del anillo. Lo arranqué con furia, casi sintiendo el sabor de la libertad cuando dejó de tocar mi cuerpo. Encendí la chimenea y la tiré al fuego, no me arrepentía de hacerlo.

Me quedé allí mirando las llamas durante mucho tiempo, sintiendo un nuevo tipo de libertad mientras veía el anillo derretirse bajo el fuego abrasador.