«Capítulo 12»

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Observó cómo los jóvenes bajaban por el agujero y volvían a la puerta con cierre de combinación. Finalmente, habían encontrado la manera de abrirla; supuso que forzarían la cerradura, pero, al parecer, uno de ellos había hallado los informes de crecimiento de las sanguijuelas y había descifrado el código.

Por lo visto, un único cazador, un guerrero solitario, no era suficiente rival para ellos.

El joven se sintió sorprendido, pero no demasiado, mientras los observaba abrir la puerta. Esos dos poseían una cierta inteligencia animal; qué triste para el mundo que tuvieran que ser destruidos.

El joven sonrió.

Sin duda, la humanidad se recuperaría de esa pérdida con tiempo suficiente para llevar a cabo la crucifixión de la corporación HANA. Además, los niños, sus adoradas sanguijuelas, ya estaban en sus puestos.

Seungcheol empujó la puerta que daba al teleférico, y se congratularon mutuamente por haber «descubierto» el modo de escapar del laboratorio. El teleférico funcionaba, aunque ellos no lo pondrían en marcha; sus vidas estaban a punto de acabar.

Los niños los observaban desde las sombras bajo el teleférico, desde dentro de las cloacas medio secas, unidos en dos formas humanoides. Con un pensamiento y un suspiro, el joven los soltó; lanzó a los dos alfiles contra la presa.

Un sonido, un grito.

Frunció el entrecejo y se volvió para contemplar a uno de los humanoides y ver qué había gritado desde la oscuridad que se abría tras él. Y éste fue atacado por un primate. El primate saltó sobre el humanoide por sorpresa, aullando mientras atacaba al colectivo con fauces babeantes.

El sonido de lucha alertó a Jeonghan y a Seungcheol, que se hallaban sobre la plataforma. Rápidamente, ellos prepararon sus armas.

Furioso, el joven vaciló sin saber qué hacer; quería acabar con ellos, matarlos, pero estaba preocupado por los niños.

Los hizo avanzar sin prestar atención al ataque del primate. Los muchos se dividieron y escaparon de las sanguinarias fauces para reformarse de nuevo en el extremo de la plataforma, junto al otro humanoide. Los dos falsos hombres saltaron sobre la plataforma, ansiosos por probar el sabor de los intrusos. El Eliminador los siguió.

El joven contempló horrorizado cómo Seungcheol disparaba un único tiro con la escopeta a uno de los falsos hombres y lo alcanzaba de lleno. Sintió gritar a los muchos, sintió que su enjambre disminuía.

Su furia se intensificó y se mezcló con la angustia por sus niños cuando Seungcheol disparó de nuevo y Jeonghan se le unió con la pistola. En segundos, uno de los colectivos estuvo prácticamente destruido.

"¡No, no!"

Los muchos nunca se habían enfrentado a una escopeta. No tenía ni idea de que ésta podía hacerles tanto daño tan rápidamente, pero ya no podía retirarlos, no a medio ataque. Sus pensamientos se apresuraron a indicar a los supervivientes que se unieran al segundo hombre falso mientras el primate se lanzaba contra Seungcheol e intentaba alcanzarlo con sus gruesas garras. El primate forcejeó con el pelinegro, y ambos cayeron por encima del pasamanos y desaparecieron por el alcantarillado con una gran salpicadura. Jeonghan gritó y corrió hacia el pasamanos, pero el segundo colectivo estaba casi sobre él.

El joven sintió una agradable satisfacción al ver al hombre de sanguijuelas extender un enorme brazo y golpear el hermoso rostro de Jeonghan con la suficiente fuerza para hacerlo caer. El joven rodó sobre el suelo mientras las sanguijuelas se detenían un momento para decidir cuál sería la mejor manera de acabar con el rubio.

Zero Hour ➳ JeongcheolWhere stories live. Discover now