Capitulo 3

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    La imagen de aquel joven parecía que se había quedado grabada en la mente de Ryan, que no lograba despejar el rostro del chico de su cabeza, ni la relajante ducha, ni el té que con tanto cariño que le había preparado su adorado novio habían conseguido que despejara su mente un solo segundo desde lo sucedido aquella noche. Se acostó en su parte derecha de la cama, al lado de la ventana de cristal cubierta por una suave cortina blanca, los brazos de Allen lo aprietan fuerte hasta que logra quedarse dormido.

     Aquel fue un día de intensas lluvias en Londres, el sol brillaba por su ausencia hace más de una semana y el cielo gris se hacía rey de toda la ciudad.

- creo que nunca voy acostumbrarme a este clima - menciona Ryan mientras toma el café con Allen en la barra de su cocina - nunca pensé que echaría de menos mi aburrido pueblo americano - sonríe levemente.

- ey - Allen se cerca a el y lo abraza por detrás - ¿esta todo bien? - le pregunta preocupado.

- si - responde con una media sonrisa - es solo nostalgia.

- podríamos ir si quieres - le dice Allen intentándolo animar. 

- ¿en serio? - pregunta con cara de entusiasmo.

- ¡claro que si! - Ryan se emociona y rompe a llorar - ¡ey! ¿Qué pasa? ¿Por qué estas así? ¿no eres feliz aquí?

- si, ¡claro!, ¡por dios no es nada de eso! soy muy feliz contigo - le acaricia la cara - soy feliz donde sea que este si es contigo, pero es solo que a veces echo tanto de menos todo lo de allí, mi madre, amigos, después de lo que ocurrió siento que no he pasado todo el tiempo necesario con ellos...

- bueno, todos hemos echo nuestra vida, nadie es culpable por ello, y menos tu, te prometo que lo organizare todo e iremos.

    Wilmington, Estados Unidos:

  El coche negro estaciona frente a la comisaría de policía de la ciudad, un señor de color negro, trajeado con gafas oscuras y un arma colgando en su cinturón abre la puerta trasera de la que ahora se baja el señor Thomas Robinsson, caminando con la ayuda de su bastón, traje azul oscuro y gafas negras Thomas  entra por la puerta de la jefatura de policía de la localidad.

- señor alcalde - le saludan a su entrada, a pasos firmes camina directo hasta el centro del lugar.

- ¿no hay noticias? - pregunta mientras se quita las gafas oscuras y las deja sobre la mesa del director - ¿¡nadie tiene noticias?! - pregunta otra vez alzando la voz, teme que nadie lo escuchara.

- Thomas - se acerca otro hombre que camina hasta el, uno un poco mas joven e igual de elegante - estamos haciendo todo lo posible - le dice con voz seria y carácter recto - tengo a mis hombres buscando...

- pues parece que no es suficiente.

- Thomas - lo mira molesto.

- ¡pues que busquen mejor! - grita descontrolado - ¡quiero a mi hijo de regreso cuanto antes! ¿me estas escuchando?

- estamos haciendo todo lo posible Thomas, estamos empleando todo lo que esta en nuestro alcance.

- quiero a mi hijo y al responsable de su desaparición frente a mi ¿entendido? - el hombre no dice nada, esta serio parado de forma firme ante el señor Thomas - no quiero equivocaciones, no con mi hijo, no las acepto, haz tu trabajo como es debido o despídete de tu puesto - reclama intransigente mientras se coloca las gafas de nuevo y retoma en su mano derecha su bastón negro y dorado - ¡vamos! ¡¿que es lo que estáis viendo todos?! ¡a trabajar! - les grita a los demás que se habían quedado paralizados ante el enfado del señor Robinsson, no era muy común verlo así.

El chico de la calle de Atrás 2Where stories live. Discover now