Capitulo 18

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Después de despedirse entre largos besos e infinitos abrazos, Luke y Ryan vuelven a la habitación, el colchón ya estaba en el suelo justo a los pies de la cama debajo de la ventana que daba para atrás, aquella ventana que formaba una parte importante en la junto de Ryan donde no pudo volver a evitar pararse.

- ¿estas bien? - le pregunta Luke y se pone de pie a su lado.

- si - responde suspirando - necesitaba esto - menciona sonriendo con los ojos llenos de añoranza.

- ¿has - de repente hace silencio porque no pensó primero si sería buena idea hacerle esa pregunta.

- ¿hablado con Allen? - le preguntó deduciendo que era eso lo que querría preguntarle - no, no he querido llamarlo - no puede evitar poner de pena - me duele ¿sabes? - dice con la voz tomada - me duele porque creí que sería para siempre - parecía decepcionado - me equivoque.

- podéis arreglarlo si queréis - menciono Luke que sentía pena por verlo así.

- si - dice con la mirada perdida en el cielo oscuro de la noche a través de su ventana - pero es justo ahí donde esta el problema - gira la cabeza y se queda mirándolo - no se si quiero arreglarlo.

Fueron de esos momentos que justo vemos en las películas, de esos momentos en que ambos se miran fijamente y alrededor todo desaparece, parece que el único mundo que existe es ese que se esconde tras sus miradas, Luke se moja los labios y Ryan no puede evitar la tentación que esta significaba, y a su mente solo le vienen los recuerdos de la noche anterior en la ducha del Hotel en New York y entonces decide que si no es ahora, será luego, pero será inevitable que pase, porque ambos lo desean, se notaba, así que Ryan toma la iniciativa y lentamente, mientras sus ojos no se despegaban el uno del otro se va acercando, poco a poco, hasta que sus labios tocaron los suyos, y entonces los ojos se cierran y la cordura se pierde, y el deseo aparece, y allí parecía que el mundo se estaba acabando, su piel se enciende, su corazón se dispara, Ryan lo agarra por la cintura y aun pegado a su boca lo tira sobre su cama, su cama, su cama de verdad, la de siempre, y no había mejor momento para una primera vez que aquella, entre sus cuatro paredes, parecen locos encima de la cama comiéndose a besos, sus manos no paran de tocarse, quieren descubrirse, a cualquier precio. La ropa empieza a estorbar y el sudor se hace presente, se aprietan con fuerza, como si tuvieran miedo a perderse, no importa si esta bien o mal, no importan los compromisos, ni los anillos, no importa el pasado de cada cual, allí solo importaba el presente, mañana dios dirá, pero ese era el momento d ambos y ninguno tenía la intención de dejarlo pasar.

Y así fue como el sol los sorprendió al siguiente día cuando entro por la ventana y los pilló de improvistos enrollados sobre sus sabanas, Ryan despierta primero y lo observa aferrado a su cuerpo como si de un bote salvavidas se tratara y sonríe, no puede evitarlo, es la primera vez de muchas mañanas que amanece feliz, que se siente satisfecho, a nadie que se lo hubiera jurado se lo hubiera creído pero aquello paso de verdad, estaban allí, juntos, empezando algo, no se sabe que, pero estaba seguro que aquello solo era el principio de algo que estaba apunto de empezar.

- buenos días - dijo sonriente mientras llegaba a la cocina donde estaba desayunando su madre.

- a alguien parece que se le pegaron las sabanas...

Por la forma de hablar y de mirar Ryan supo que iba a ser imposibles engañarlas, justo en ese momento, mientras Ryan apoyaba la taza de café después de beber un poco su teléfono empezó a sonar, lo tomo con la mano derecha y al ver el nombre de Allen en la pantalla lo volvió a poner sobre la mesa sin contestar.

- Ryan - le dice su madre que se había quedado mirándolo - no podrás evitarlo todo el rato, me di cuenta que también te llamo anoche y tampoco le contestaste.

El chico de la calle de Atrás 2Место, где живут истории. Откройте их для себя