capitulo siete; Prisioneros

3.4K 343 1
                                    

Maratón 1/3

—¿El dolor de una persona? ¿A qué te refieres Iroh?

—Lo único que sé y recuerdo, es que aquel dragón era la reencarnación de un alma que había dado su vida en un acto heróico para salvar la vida de alguien.

—Prácticamente casi todos los nómadas del aire fueron asesinados por la nación del fuego. ¿Las almas a caso no pelearían por la reencarnación?

—Supongo, pero si finalmente se decidió a alguien, la existencia de Ryu es mucho más importante de lo que crees.

—¿Cómo puedo saber más acerca de Ryu?

—Mmh, temo que no sé más.

—Ah, gracias. —Me fijé en Ryu que estaba completamente dormido detrás de mi espalda y me apoyé en él para descansar. Iroh había tirado ramitas al fuego, aún así estaba por apagarse.

—Ágatha, toma. Es una semilla de loto blanco, pertenece a una asociación de maestros de todos los elementos que compartimos la afición del loto. En las cascadas kyuji, hacía el oeste encontrarás a Shiro Saito, un viejo amigo del Reino Tierra, solía tener acceso a una gran biblioteca, si le muestras la semilla que te di, te ayudará sin problemas.

—¡Los pergaminos! lo que la nación del fuego no quemó, quedó resguardado por el Reino Tierra.

—Si tomas la decisión de ir, debes tener mucho cuidado, es demasiado arriesgado para Ryu, ya que la nación del fuego está muy cerca de aquella zona, y lo más probable es que esté bajo su control.

—Aunque viajemos de noche no podríamos ocultarnos durante el día.

—No te desesperes, Ágatha. Tienes a tus amigos, ellos podrán cuidar de Ryu. Tú no tendrás problemas si te cambias la vestimenta por la de la nación del fuego.

—Sería díficil dejar a Ryu, y encargándose lo a los chicos les podría dificultar... Pero no hay otra solución. Iroh, me voy ahora. Aprovecharé que es de noche, gracias por tu ayuda. Te debo un gran favor.

—No me debes nada, Ágatha. Puedes irte tranquila.

—Si me encuentro con tu sobrino le daré un golpe de tu parte.

—No hables con él.

—No es como tú, ya veo. Probablemente el me delate ¿No?

—Pretende ser una persona que no es. Pero está desesperado, fue humillado por su padre y ahuyenta a quién se le acerca. Es mejor que no sepa quién eres si le hablas por alguna razón.

—¿Por qué no vas a buscarlo?

—...

—Si estuvo la mayor parte de este tiempo contigo, creo que recapacitará. Hasta luego, Iroh.

Cuando desperté a Ryu, volvimos lo más rápido posible hasta el pueblo donde se había quedado Katara y los demás. Una vez llegamos formamos un alboroto que hizo despertar a Aang y a Katara. Les expliqué la situación y Aang me entregó su planeador y Katara algo de dinero. Estaba muy agradecida con ellos.

Tomé con mi manos la cabeza de Ryu, y junté mi frente con su rostro, Ryu cerró los ojos y luego se apartó. Nunca antes nos habíamos separado y esperaba que fuera sólo en esta ocasión. —vas a estar bien Ryu, y volveré lo más pronto que pueda.

Con el planeador de Aang y mi aire control llegué hasta el Reino Tierra, ya había amaneciendo hace un buen rato y aún me faltaba gran parte para llegar a las cascadas.
Había llegado a una ciudad que daba la impresión de que faltaba de todo. En un mercado modesto compré una vestimenta neutral, tampoco sería capaz de usar algo de la nación del fuego.

Cuando salí del mercado le pregunté a una señora. —Hola, estoy algo perdida. me dirijo a las cascadas kyuji ¿Me podría decir a dónde debo ir?

—¡Chica, yo tampoco sé dónde estoy! El chico que va allá se llevó el último mapa de la tienda.

Salí persiguiendo al chico hasta que le toqué el hombro. —Discul...— derrepente me encontraba flotando en el aire cayendo de espalda al suelo.

Me levanté rápidamente y deslicé mi pierna izquierda por el suelo hasta golpear al chico haciendo que cayera a la tierra. Cuando cayó me di cuenta de su marca en la cara, ¡era el sobrino de Iroh! Mierda. Mierda. Mierda. Mierda.

—¿Pero quién te crees? El joven se levantó sin ninguna dificultad y me tomó del cuello de mi vestimenta. Me afirmé de su agarre para saltar y empujarlo con mis piernas, le había golpeado en el vientre lo suficientemente fuerte para que se deslizara sobre la tierra.

Me miró con el ceño cada vez más fruncido, no podía usar el aire control y así no podría ganarle a su fuego. La gente estaba amontonándose alrededor de nosotros. Me acerqué corriendo hasta el chico para arrebatarle el mapa y esconderme.

Corrí esquivando a la gente hasta salir del pueblo adentrándome a los campos de cultivo. El sobrino de Iroh me pisaba los talones, así que me detuve y lo miré.

Pensé que se detendría pero ya me encontraba nuevamente en el suelo. Solté un quejido y me levanté despacio.

—Dame el mapa, ahora. ¡Maldición!

—Lo necesito más que tú, y por golpearme primero definitivamente me lo quedaré.

—No, no lo harás...

—¡Allá están! ¡Atrápenlos y llévenlos a las bóvedas!

Comencé a correr hasta perderme en los cultivos, y el chico iba corriendo tras de mí. Los soldados de la nación del fuego nos estaban alcanzando cuando el sobrino de Iroh me tomó del brazo y caímos en un hoyo que tapaban los cultivos.

Los soldados pasaban sin percatarse hasta que uno se cayó y nos delató. Nos tomaron prisioneros y nos llevaron a las bóvedas donde habían celdas con gente del Reino Tierra. Nos encerraron en una celda diferente a las demás cubierta por completo de metal.

—Esto no hubiera pasado sino me hubieras tirado al piso. —Le recriminé y lo miré de reojo.

—Maldición, ¡Cállate! No puedo estar aquí.

Iroh no se encontraba en las mejores circunstancias con la nación del fuego, y me imagino que su sobrinito tampoco, sí fueron exiliados es porque tenían una posición importante, serían maestros fuegos al menos. Él estaba tiritando de rabia hasta que me devolvió la mirada y aparté la mía. Que miedo. Me aclaré la garganta y hablé. —Te puedo ayudar a salir si me das el mapa.

—No necesito tu ayuda, sólo estorbarías. —Su tono había cambiado, hablaba con rencor y comenzaba a acercarse a mí. Tenía que actuar con más autoridad que él si quería salir viva de aquí.

—Entonces usa tu fuego control. —se detuvo derrepente.

—¿Fuego? No soy ningún maestro, y tampoco soy de la nación de fuego.

—Mmh, parece que tú vas a estorbar.

—¡Maldita sea! No puedo usarlo. ¡No pueden saber quién soy! —No creo que pueda llevar un secreto hasta la tumba.

—¿AH? De todas formas lo sabrán. Siempre notifican a lo detenidos. ¿No sabías? Pobrecito.

Las llamas salieron de su manos hasta poner el metal que nos rodeaba en un rojo vivo.

—¡No seas idiota! ¡Si haces eso nos quemarás a los dos, apunta el fuego sólo al cerrojo de la puerta!

Me hizo caso después de hacer rechinar los dientes, ahora nos tocaba pelear.

Nota de autora:

Por la inactividad y las actualizaciones lentas haré una maratón como disculpas uwu. Serán 3 capitulos, con zuko y Ágatha como protagonistas <3. Espero que les guste y dejen su estrellita o un comentario. 💚 Gracias por leer.

мάѕcαrαѕ ↯ zυĸo Where stories live. Discover now