capítulo once; Máscaras rotas

2.6K 352 36
                                    

Maratón 1/3

Todos quedamos en silencio intentando comprender lo que estaba sucediendo. La única que rompió aquel silencio fue Azula usando la filosa daga que tenía como voz..

—¿Así que ahora te llamas Lee...? Hermanito ¿Intentabas  ganarte su confianza para quitarle al avatar...—Azula miró a su hermano, que apretaba sus puños intentando no voltear a verme, y ella al percatarse avanzó hasta el para susurrarle al oído. —O planeabas seriamente ir en contra de nuestro padre el señor del fuego?

—¡Eso no es así, Azula! —El príncipe Zuko la empujó de su lado y le volvió a gritar. —He estado buscando todo este tiempo al Avatar. Y..yo, yo no sabía quién era realmente ella.

—¡No me empujes! Si planeas seguir con tu actuación de niño bueno ésta vez te seguiré el juego, y le contaré a nuestro padre tus planes. —Azula le respondió con un tono de hermandad demasiado falso a Zuko.

Aang, que no entendía nada de la situación tiró de mi manga para que le dijese algo. Pero estaba demasiado insegura de las intenciones de Zuko que ni siquiera se había dignado a defender nuestra pequeña amistad que ahora carecía de veracidad como para responderle algo. Para mí Zuko, ahora era mi enemigo. —Aang, vete de aquí.

—¡Pero, Ágatha! Qué está pas..

Saqué el planeador de Aang que escondía bajo una pequeña capa en mi espalda y se la devolví. —¡No hay tiempo para explicar, Aang! ¡Vete de aquí!

Aang retrocedió y abrió su planeador para marcharse, y Azula comenzó a perseguir a Aang pero la detuve antes de que puediera siquiera tocarlo. —Primero vas a pelear conmigo, Azula.

La tomé de su vestimenta y la lancé con la ayuda de mi aire control hacía donde se encontraba Zuko. Iba a necesitar de un milagro para poder pelear con aire contra dos maestros fuegos. Ya que el viento hace crecer las llamas tendría que utilizar otras técnicas.

Si me impulsaba desde las superficies con fuertes vientos tendría mi defensa, y si comprimía el aire de forma tal que provocara finos pero potentes ataques en formas de dagas para no tocar las llamas tendría mi ofensa, solo tendría que ser más rápida para esquivar los ataques después, mi única desventaja sería mi cansancio.

Azula corrió hasta a mí y dio un giro en el aire con sus llamas que enviaba a mí dirección, me empujé con el aire control para esquivarlas y me volví a empulsar pero ahora sobre ella para golpearla con aire comprimido su espalda.

Mis golpes la hicieron girar hasta caer al suelo y hundir levemente la tierra del lugar, sus llamas no me alcanzarían desde aquí, pero me confíe, saltó de un impulso hasta a mí, y una de sus llamas quemó mi abdomen.

Caí al suelo levantando algo de polvo. Azula no había sido tan rápida, pero mí falta de sueño estaba anulando mis reflejos. Mis ojos estaban pesados y cuando Azula volvió a atacarme solo pude esquivar lo mejor que podía sus ataques, quedando con alguna u otra quemadura.

En un momento en el que me había impulsado demasiado fuerte estaba por chocar con el muro de una vivienda, y preparé mi cuerpo para recibir el fuerte golpe, pero en cambio, me atrapó algo más suave.

Zuko me había tomado en brazos antes del choque, y vi la cara de Azula desfigurarse nuevamente. —¡SI TE PONES DE SU PARTE TAMBIÉN TE VOY A QUEMAR!

—Escóndete. —Me susurró Zuko. —Estoy muy confundido ahora pero, sé que no quiero que te hagan daño.

Me dejó en el suelo y se acercó rápidamente a frenar a su hermana. Le hice caso y comencé a caminar con dificultad hacía donde empezaba el bosque divisando a Toph y a Iroh salir corriendo de él.

Cuando llegaron hasta a mí le tomé la mano a Toph,  y Iroh se unió a la pelea con Zuko contra Azula, pero ella escapó al verse acorralada mientras yo le explicaba a grandes rasgos lo que pasaba a Toph, que solo apretó más mi mano que no dejaba de temblar.

Cuando Azula se dejó de ver Zuko me miró, y su tío Iroh que era más perspicaz llamó a Toph con él.

Todo esto me estaba cayendo como un balde de agua fría, mi cuerpo no dejaba de temblar porque tenía miedo. Aunque haya dicho que Zuko desde hoy sería mi enemigo, no podía estar segura de mis sentimientos, de lo unico que estaba segura es que no podría odiarlo.

Sinceramente no quería hablar con él, no quería aceptar quién era realmente, así que seguí avanzando hacia el bosque con dificultad por el dolor y la fatiga. —Kia... Ágatha, espera. Quiero hablar contigo antes de que te vayas... Por favor, no logro entender que está pasando... Tú ¿Por qué estabas con el Avatar?

Me detuve cuando me tomó del brazo. Yo ya sabía todo de Zuko, quién era y sus intenciones, y por el contrario él solo me vio con Aang. Una vez supiera todo no nos veríamos nunca más, y si llegáramos a encontrarnos terminaríamos peleando por nuestros destinos. —Mi verdadero nombre es Ágatha, y soy una maestra aire. Mi misión es ayudar a Aang a convertirse en el Avatar y protegerlo hasta que pueda hacerlo por sí solo.

»Yo, he tenido que ocultar todo de mí por precaución, y aunque no pude decírtelo antes, entiendo perfectamente lo que es llevar una máscara, para ocultar quién eres en realidad. Aunque tú lo haces porque te temen... Yo lo hago por temor a que me hagan daño. Como sabrás yo no debería estar viva. —Me solté de su agarre y le di la espalda para escucharlo.

—¿Estás... del lado de él Avatar?

мάѕcαrαѕ ↯ zυĸo Where stories live. Discover now