capítulo diecinueve; Zuko y Sokka

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En pocos días habían sucedido varias cosas, entre ellas, Toph le había enseñado a Ryu como ganar dinero fácilmente estafando a los guardias de la nación del fuego, situación que no perduró,  Aang debía entrenar su estado avatar ya que Azula cerró la séptima puerta de su chacra, Katara y Sokka se encontraron con algunos amigos de su padre después de la batalla, enterándose así que su progenitor había sido capturado por la nación del fuego junto con otras personas de la tribu de agua.

Zuko y yo miramos a los hermanos, derrepente Sokka, con lo bullicioso que es quedó en completo silencio, y Katara que estaba a mi lado comenzó a llorar, la abracé para tranquilizarla y le devolví la mirada a Zuko a lo que dijo. —No deben desesperarse, solo necesitamos un plan para rescatarlos.

—Me sorprende que no sepas cuántas prisiones tiene la nación del fuego en todos los continentes. —Dijo Sokka mientras miraba el suelo y apretaba fuertemente sus manos en puños.

—No es que lo ignore, Sokka, pero tu padre junto a los demás integrantes de tu tribu sólo los llevarían a una prisión, es la más grande y segura precisamente por su locación, la rodea un lago hirviente.

—Zuko, ¿sabes llegar allá? —le pregunté, y Katara se soltó rápidamente de mi abrazo para secarse las lágrimas.

—Sí, el problema será salir, pero por ahora podemos infiltrarnos como prisioneros. —Dijo Zuko que miró a Sokka esperando su respuesta.

—Yo iré.

—Yo también. —Dijo Katara.

—Eso no lo creo. —sostuve a Katara del brazo. —Eres una maestra agua, no podrás defenderte solo con el agua de tu botella.

—Iré con Sokka. —Dijo Zuko. —Pero debemos ir ahora, antes de que Ozai prepare su contraataque.

—Espera, Zuko. —Le tomé del brazo. —deben planearlo un poco más, además, ¿a dónde queda es prisión?

—No es tan fácil planear una infiltración en la cárcel de más alta seguridad, debemos estar allá para saber que hacer. Y sobre dónde está, no es muy lejos, está un poco más al norte, sí vamos en el dirigible de la nación del fuego estaríamos llegando mañana temprano.

—Zuko, tengo que insistir. Si los detienen, después van a estar muy vigilados como para poder escapar.

—Ághata, tiene razón. —Dijo Toph.

—Yo podría ser el prisionero y tú un guardia, Zuko.

—Está bien, pero si no funciona vamos a improvisar.

Zuko

Habíamos llegado en el dirigible a la prisión de la nación del fuego, con Sokka nos turnamos las horas de vuelo para poder dormir y finalmente en la mañana.

Lo primero que debíamos hacer era robar un traje de guardia, para ello desvestimos a un guardia que dormía en vez de hacer su guardia, al menos llevaba ropa interior larga.

Esposé a Sokka y lo llevé a la prisión. —Espera, ¿no crees que debería ir más sucio?

—Eh, no lo sé. Supongo. —Sokka se revolcó en la tierra como una lombriz, y traté de no mirar semejante tontera. —¿Terminaste?

—¿No crees que debería ir golpeado? Podría simular golpes si me aplastó esas moras en la cara, ¿no cree?

—Ya, vámonos. —Comencé a caminar.

—Espera. —Giré para mirar a Sokka que intentaba aplastarse las moras en la cara. Ágatha lo hubiera golpeado. Le agarré del cuello de la ropa y lo arrastré conmigo. —No exageres o va a ser más sospechoso, además, ¿no mencionaste que podría estar Suki en la prisión?

—¡Es cierto! Debería ir más limpio, ¿no?

—Es suficiente, vámonos. —Empujé a Sokka por la espalda y nos acercamos hasta le entrada de la prisión.

—Deténganse. —Dos guardias se acercaron a nosotros y traté de hablar más ronco de lo usual.

—Lo encontré cerca de los límites de la prisión, intentaba infiltrarse.

—Vale, déjenlo pasar. —Listo. Ya estábamos adentro . Dejé a Sokka en el patio de la prisión, tendría que buscar a su padre y a su novia, y luego deberíamos encontrarnos en su celda. Mientras yo reconocía el lugar.

Después de memorizar ciertos pasajes y habitación de la prisión descarté lugares para poder escapar. Comenzaba a inclinarme por la idea de escapar de forma llamativa. Pero de todas formas intentaríamos el plan cauteloso de Sokka.

Cuando fui a su celda me contó todo, Suki estaba aquí al igual que su padre y otros amigos. El problema, otros prisioneros los escucharon y también querían marcharse, sino, nos delatarían.

Mientras ellos improvisaban un intento de submarino que no se quemara. Yo seguí con mis patrullas hasta que un guardia me detuvo, maldita sea, yo lo conocía. Me empujó un poco brusco a una de las salas de la prisión que estaba vacía. —¿Qué haces aquí?

—Para que quieres saber.

—Mei sabe que estás aquí, me pidió que si te veía le dijera de inmediato.

—Mas le vale que a su hija no le diga nada, estará más segura si no sabe.

—¿Pero de qué hablas? Mei siempre te ha querido mucho, no podría mentirle.

—Es evidente que no sabe. He traicionado a Ozai, planeo ayudar al Avatar hasta el final, lo que pone a su hija y sus sentimientos en discordia con mis intenciones.

—¿También de tus emociones?

—También.

—Ella no va a desistir tan rápido de ti, aún cuando Azula es su amiga y te odia.

—¿Va a delatarme?

—No tengo intenciones de traicionar al señor del fuego, tampoco a mi hija.

Me puse en posición de pelea y el se puso alerta, aproveché ese momento para salir de la sala y la atranqué antes de salir.

Después de ir a buscar a Sokka y sacarlo junto a los aliados del avatar comenzaron a sonar las alarmas. —¡Estaba esperando este momento para pasar al plan B! —Dijo Sokka que de su ropa sacó una bengala rudimentaria.

—¿Cuál es el plan B? —Le pregunté.

—El plan B es Ágatha.

—¿Ágatha?

Salimos al patio por la ruta de escapé que había trazado, donde la vigilancia era menor, una vez afuera Sokka tiró la bengala roja al cielo.

Los guardias nos habían cerrado el paso y tuve que recurrir al fuego control. —¡Suban las escaleras yo los detendré!

Los guardias tuvieron que escapar del pasillo para evitar ser lastimados con mi fuego, pero en el instante en el que me disponía a lanzar otra de mis grandes llamas apareció Mei delante de mis ojos.















мάѕcαrαѕ ↯ zυĸo Where stories live. Discover now