Capítulo 26

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Hermione estaba preparada para aparecerse en el primer piso que habían visto abarrotado de gente y estaba sorprendida de estar en un amplio lugar en el que solo estaban ellos cuatro.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un rayo de luz que alcanzó a esquivar en el último segundo.

Al mirar hacia donde había venido pudo ver a Ron, que había recuperado su varita y estaba ahora persiguiendo con su mirada a Fleur.

Hermione solo logró distraerlo pero no desarmarlo. La mujer con la que se habían aparecido había empezado a correr lejos desde el momento en que llegaron a lo que parecía una colina cercana a la casa en la que habían estado. Lo más probable era que el hechizo que Harry le había lanzado a esta hubiera alcanzado a confundirla, haciendo que se aparecieron al lugar equivocado.

Fleur ya había podido incorporarse pero no tenía ninguna varita para defenderse y aunque solo tenían que enfrentar a Ron parecía que él no estaba en sus cabales por lo que no paraba ni un segundo sin lanzar hechizos.

Sus actos habían sido tan despreciables últimamente que a Hermione se le hacia muy difícil creer que ese hombre pelirrojo lleno de ira que tenía al frente era el mismo con el que había convivido tantos años en el colegio y luego como esposo.

Le dolía mucho ver confirmado lo que en parte siempre había creído, que en realidad Ron era un hombre inseguro, resentido y con malos deseos hacia cualquiera que pusiera en duda su fama, su valía o cualquier cosa proveniente de sus aires de superioridad que habían crecido con los años.

Y ahora, además de todo lo que había pasado, no le importaba ser desleal a su trabajo, a su mejor amigo, a quien alguna vez fue su mejor amiga; y no le importaba herir a una persona tan importante para ella como Fleur, sus actos, su mirada y su postura demostraban que no le importaba nada más que el mismo.

Y ya con esto claro, Hermione pudo dejar salir sus propias emociones, y con esta mezcla de rabia, decepción y ganas de proteger a la mujer que amaba se enfrentó a quién alguna vez había sido la persona más importante de su vida, pero para quién, según estaba entendiendo, ella no había significado nada, solamente alguien más a quién había usado para inflar su ego.

Ron había estado atacando a la castaña desde que esta llamó su atención, pero en un momento que Hermione se distrajo mirando como Fleur corría cada vez más cerca de ella, el pelirrojo lanzó a la rubia lo que parecía una maldición imperdonable. Fleur se lanzó al suelo alacanzando a esquivar la maldición, pero Ron ya estaba levantando su brazo para lanzar otra, y con esta logró su cometido.

Un grito desgarrador retumbo en el lugar abierto, Fleur se retorcía de dolor en el suelo, víctima de la maldición cruciatus. Hermione ni siquiera entendía como Ron sabía lanzar esa maldición de manera efectiva, ni quería saberlo.

En ese momento fue el quién se distrajo manteniendo su varita apuntada a Fleur, y por esto el expelliarmus de Hermione lo alcanzó. Haciendo volar su varita por el aire y terminando el sufrimiento de la rubia que continuó en el suelo tratando de respirar hondo para recuperarse; todavía sentía que su cuerpo tenía pequeños espasmos que no le permitían recuperar control de sus movimientos.

A su novia se le llenaron de lágrimas sus ojos cafés. Fleur no merecía eso, ninguna de las dos merecía soportar el odio y actos violentos de Ron. Nunca nadie le había dolido tanto a Hermione, nunca había sentido el dolor de alguien tan palpable en su propio cuerpo y al mismo tiempo que sentía un dolor en su pecho por la tristeza de haber visto así a la mujer que amaba, su cabeza se sentía caliente de la rabia que sentía.

Ron se lanzó al suelo tratando de recuperar su varita, pero Hermione la recuperó con un rápido hechizo accio y lo petrificó en el lugar para poder correr a mirar como estaba Fleur.

Dulce como flores [Harry Potter fanfiction - Fleurmione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora