Prólogo

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Lauren's Pov

Era un verdadero incordio tener que pasar por la cafetería repleta de estudiantes al salir de copistería, pero necesario para llegar al aula dónde me tocaba clase. La verdad es que el arquitecto, se las podría haber ingeniado mejor a la hora de proyectar el edificio. Lo de menos era pasar por la cafetería, lo que más me molestaba eran las miradas de todas y cada una de las personas que se sentaban en las mesas. Como siempre me hacían sentir incómoda y no encontraba otra cosa mejor que hacer más que morderme la lengua hasta el punto de hacerme verdaderamente daño.

Miré en un movimiento involuntario, respondiendo a las miradas de una de las mesas de las izquierda sin parar de caminar. Eran dos chicas rubias, y me sonreían seductoramente. ¡Puaj! Retiré la mirada rápidamente como pude, desviándola hasta otro punto, no queriendo que ellas juzgaran mis actos a favor de ellas, pero tuve que frenarme en seco, notando como el corazón comenzaba a latirme fuertemente, amenazando con salirme por la boca, un segundo antes de notar un fuerte golpe en el brazo. Me giré a regañadientes de inmediato, solo por educación, con el corazón latiéndome al menos a 300 pulsaciones por minuto, por la anterior sorpresa. Una chica se había chocado conmigo, al detener mi paso tan abruptamente.

-Lo siento.- Me disculpé girando mi cuello en dirección a la persona que había robado mi atención antes del golpe.

-N-no p-p-pasa nada. - Dijo la chica sonrojada y sin apartar la vista de mi rostro, haciéndome sentir incómoda una vez más, fruncí el ceño por eso.

-Tendré más cuidado la próxima vez. - Respondí en tono de despedida, en un intento de que ella se fuera y desapareciera, pero ahí seguía, mirándome sin parpadear y abriendo la boca, en repetidas ocasiones, sin emitir ningún sonido. - ¿Necesitas algo?- Sabía que había sonado descortés pero quería volver a girarme para cerciorarme de lo que creía que había visto antes.

-O-oh, n-no, no, no. ¡Adiós! - Y así como dijo adiós desapareció entre la gente.

Giré el cuello, buscándola de nuevo con la mirada, era prácticamente imposible. Se llevó la taza de café a los labios y pegó un sorbo, el corazón comenzó a latirme más rápido.

Se sentaba sola. Se ordenó el cabello sobre el lado derecho de su hombro, era largo y castaño, como lo recordaba y sus puntas seguían siendo onduladas. Las facciones de su rostro seguían siendo igual de finas, pero quizá más marcadas a causa de la madurez adquirida con el paso de los años. Agrandó los ojos por alguna razón, en señal de sorpresa, inclinándose un poco más hacia delante, y entonces me percaté de que, entre sus pequeñas y finas manos, sostenía un libro. Su reacción ansiosa al pasar la página del libro me hizo pensar que se trataba de alguna novela.

Eso me extrañó, pues nunca la había visto con ningún libro que no fuera del instituto, y a juzgar por su expresión facial, no parecía que estuviese leyendo ningún libro instructivo... o quizá sí.

Tragué saliva al mirar más abajo sin proponérmelo. Sus piernas relucían desnudas, largas y de un tono claro... Noté una presión impresionante en la cabeza y me di cuenta que había dejado de respirar. Llené mis pulmones de aire y volví a mirar su rostro de ángel. No había dejado de serlo. Ahora sonreía, dejando que sus mejillas se alzaran más. ¿Qué debía estar leyendo? ¿En qué carrera estaría?

-¡Ey, Lauren! ¿Qué haces aquí como una idiota? - La voz de mi mejor amiga hizo que volviera a la realidad. Dejé de mirarla, siendo consciente de que habría parecido un acosadora hasta el momento en el que regresé a la cruda realidad. - Ah, ella... - Levanté una ceja y fruncí el ceño. - Es hermosa. - Puse los ojos en blanco, pero en realidad había sentido una punzada en el estómago de algo arduo, no me había gustado que de sus labios saliera la palabra "hermosa" .

-Sí, siempre lo ha sido. - Le respondí sinceramente, luchando por ganar al impulso de volver a girar mi cuello.

-¿Siempre? ¿Es que acaso la conoces? - Preguntó ella alzando las cejas sugiriendo algo que bien sabía que me molestaba.

-No de lo que te gustaría. - Murmuré. - Ahora vámonos a clase, vamos a llegar tarde. -Di un paso intentando que mi amiga se olvidara de todo, pero tuve que detenerme obligatoriamente pues ella había presionado mi hombro.

-Espera. - Me giré y ella asintió solo una vez hacia la dirección dónde estaba Camila, indicándome que mirara hacia allá.

Me hirvió la sangre cuando vi a un chico sentado junto a ella. Era alto, delgado, y parecía mayor que nosotras también. Sentí como mis venas ardían y estallaban en llamas cuando observé la risa de ella a causa de las bromas del idiota ese.

-¿Celosa? - Fue en ese momento cuando me di cuenta que mi cara estaba demasiado tensa. Suspiré. - Yo te ayudaré. - Solté una carcajada.

-Vero, déjalo, es mejor que vayamos a clase. - Suspiró fastidiada y me siguió cuando comencé a caminar.

No era la persona indicada para ella, nunca lo había sido, y la prueba era la simpatía que desbordaba con aquel idiota que hablaba con ella, lo cual me hacía pensar que fuese más que un simple amigo... Y una vez más volví a sentirme como de antaño. Jamás pensé que pudiese volver a sentirme inferior a nadie.

Camila nunca podría saber quién era yo porque siempre iba a recordar a la niña retraída y fea, a la niña que pasaba las horas del día en la biblioteca cuando salía de clase, a la chica que hizo el trabajo de literatura con ella... Nunca sería para mí.



Eh vuelto 👀

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