Verde

1.9K 126 4
                                    


Camila's Pov

Nuestras experiencias en la vida consiguen que aprendamos de ellas y era por eso precisamente que había decidido irme de aquella fiesta junto con Michelle. Era extraña, sobretodo por el poco tiempo que hacía que la conocía, pero sentía que en ella sí podía confiar.

Hacía dos años había aprendido que una cara bonita solo era eso, bonita, pues detrás de la misma se escondía siempre lo contrario a esa belleza, pero ella parecía diferente y cada día me intrigaba más. Detrás de aquel rostro hermoso parecido al de un ángel caído del cielo expresamente para mi, podía ver un alma impecable...

-Así que aquí vives. - Dijo, cuando buscaba las llaves de mi habitación en mi bolso.

-Sí, en teoría vivo con Dinah, pero desde que hemos llegado suele estar más noches fuera que conmigo, aunque la comprendo.... Tiene a su novio y es normal... - Asintió con la cabeza mientras yo me dedicaba a abrir la puerta.

-Te comprendo... Al menos estoy segura o casi segura de que no traía a su novio hasta aquí... Eso solía pasarme con Vero y...

-Es incómodo. - Reí. - Para mi también lo sería. - Nos quedamos en silencio. Quería invitarla a pasar, hablar un poco más, me sentía demasiado a gusto con ella, pero no quería que se hiciera una idea equivocada de mi. Entonces la escuché aclarar la garganta y me di cuenta que había estado con la cabeza gacha.

-Debería irme, te debe doler muchísimo la cabeza, perdona.

-El aire y la buena compañía me han sentado bien, no me importa. - Dije mordiéndome el labio, nerviosa por lo que acababa de decirle.

-De todas... formas debería irme. - Asentí y me acerqué a ella para depositar un beso en su mejilla, disfrutando del olor que desprendía. Noté como se tensó ante mi cercanía pero no hizo nada, ni para rechazar mi beso ni para responderlo. - B-buenas noches. - Su breve tartamudeo seguido por su inesperada huída me hizo sonreír antes de cerrar al puerta.

La chica tímida de la Facultad se acababa de ir de mi cuarto y había conseguido entablar con ella más de dos frases seguidas. Con una sonrisa victoriosa y llena de júbilo por mi triunfo me encaminé hacia mi habitación para comenzar a desvestirme.

Sus ojos verdes habían conseguido hipnotizarme sin proponérselo o a lo mejor sí se lo había propuesto, pero no me importaba. Había algo en ellos que me obligaba a pensar que yo ya la había visto anteriormente, incluso antes de que nos presentaran por primera vez, pero simplemente me alejaba siempre de aquellas ideas. Seguramente la había visto algún otro día, pero ya tenía que ir despistada para no acordarme de aquellos ojos, que a la vez, conseguían tranquilizarme y ponerme nerviosa.

Había aprendido a desconfiar de todas las personas atractivas que se me acercaban e inclusive había decidido no tener contacto más allá de lo amistoso con alguna de ellas. Pero Michelle... Ella parecía tan diferente... Su mirada simplemente hablaba por ella misma y demostraba de un solo golpe la honestidad y la integridad de su persona.

Siempre había pensado que los ojos son el espejo del alma, hasta que descubrí que mi ex me fue infiel con la que consideraba mi mejor amiga en aquel entonces. Nunca había dudado de sus palabras, tampoco de su forma de decírmelas, siempre tan convincente, siempre tan sincero... En sus ojos podía leer que todo era cierto, pero había estado tan equivocada.

Verdades Ocultas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora