Capítulo 36

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Sheldon despertó temprano a la mañana siguiente. Aunque sabía que su madre ya estaba levantada. Nadie madrugaba más que Mary Cooper, ni siquiera él mismo. El delicioso aroma del desayuno recién hecho llegaba incluso a través de la puerta cerrada de la habitación. Olía a tortitas y a café recién hecho. El joven físico cerró un instante los ojos, disfrutando del delicioso aroma, como cuando era un niño. Después bajó la mirada. Penny roncaba muy suavemente sobre su pecho, profundamente dormida, abrazándolo como si fuera su peluche favorito. El joven físico suspiró entre resignado y enfadado, aunque al final no pudo evitar una leve sonrisa. No sabía en qué momento se había acostumbrado a dormir con aquel caos a su alrededor, cuyo epicentro era, evidentemente, esa chica rubia. Las sábanas aparecían completamente desordenadas y la colcha había caído al suelo. Sheldon recordaba perfectamente que se había dormido en el lado izquierdo de la cama, y ahora estaba atravesado, arrinconado casi en el borde por una amenazadora y durmiente Penny. Por un momento, sintió un aleteo de preocupación. ¿Qué diablos había pasado allí para que la cama se hubiera convertido en semejante vórtice de entropía? Pero respiró un tanto aliviado, al comprobar que estaba vestido, y que Penny también… suponiendo que en esa definición pudiera incluirse ese minúsculo pijama. Miró una vez más a la chica. Tragó saliva. Su infalible memoria no olvidaba lo último que había dicho ayer. Penny le había preguntado, medio dormida, si la quería, y él había contestado con un aterrador "sí". Sabía que la chica no había llegado a oírle, vencida por el sueño. Pero eso no terminaba de tranquilizarle. Maldecía a su maldito subconsciente por tomar el control cuando no debía hacerlo. No es que… no quisiera decírselo… Bueno, vale, en realidad, no quería ni podía decírselo. No se sentía en absoluto preparado para esa… conversación. El joven físico respiró hondo, tragando saliva. Tenía la sensación de que… nunca podría estar preparado para eso.

De pronto, Penny se movió suavemente y pareció sonreír en sueños. Su voz murmuró algo con mucha suavidad.

- Moon… pie…

El joven físico se quedó paralizado. ¿Acaso… estaba soñando con él? Contepló perplejo el hermoso rostro, en el que la preciosa sonrisa aparecía ya dibujada completamente. El corazón le dio un vuelco. Sheldon apretó los ojos con fuerza. Quería ignorar ese sentimiento tan malditamente intenso, pero le costaba demasiado. Su cerebro quería acallarlo, pero lo más profundo de su sistema límbico le gritaba que la quería con todas sus fuerzas, que haría lo que fuera por ella. Apretó más aún los ojos, forzando a su cerebro a pensar de nuevo con lógica, a volver a ser poderosamente racional. La razón y el conocimiento le daban toda su fuerza, y deseaba sentirse fuerte, porque cuando advertía lo que sentía por Penny, se sentía tan indefenso y vulnerable como si tuviera cinco años y sufriese de nuevo las burlas de los otros niños.

Consiguió recuperar su maltrecho control y respiró hondo. Paseó la mirada por su habitación y después se fijó en el colchón vacío tirado en el suelo. Tenía que levantarse, de lo contrario, su madre podría sospechar que no se había portado caballerosamente con ella. Si Mary llegaba a averiguar que no había dormido en el suelo… Tragó saliva. Sí, mucho mejor levantarse ya. Además, también debía hacer unas cuantas cosas relacionadas con su teoría de cuerdas. Su cerebro enseguida empezó a formar números e hipótesis. El joven físico frunció el ceño mientras se sumía en sus pensamientos. Alzó una mano y pareció escribir un segundo en el aire. Sus ojos se iluminaron. Se dispuso a levantarse, pero primero tenía que sacarse de encima a Penny. Sujetó con mucho cuidado a la chica, intentando no pensar demasiado en esas sinuosas curvas apenas cubiertas con el mini pijama. Finalmente, logró deslizarse fuera de la cama. Penny seguía durmiendo apaciblemente. El joven la observó, de nuevo vulnerable y la tapó suavemente con la sábana. Finalmente, salió cerrando la puerta con mucho cuidado.

Sheldon se dirigió a la cocina. Su madre y su abuela alzaron la vista al verlo. Eleanor le dedicó una dulce sonrisa.

- Buenos días, Moonpie. ¿Has dormido bien? Espero que ese viejo colchón te haya permitido descansar.

La teoría es más sencilla que la realidad Where stories live. Discover now