Capítulo 45

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Sheldon alcanzó el último escalón del cuarto piso. Se dispuso a abrir la puerta del 4A, pero una voz lo detuvo.

- ¡Sheldon, espera!

El físico se quedó inmóvil, con la mano en el picaporte. Apretó los dientes, pero finalmente se volvió despacio. Penny le miraba con una mezcla de profunda tristeza y preocupación. El joven sintió de nuevo esa desagradable sensación que siempre aparecía cuando la veía triste o preocupada. Se maldijo a sí mismo. Hacía sólo un minuto estaba incrédulo, furioso, viendo como ella se refugiaba en Leonard como si fuese su tabla de salvación. Y sin embargo, ahora toda su furia se evaporaba al ver esos hermosos y tristes ojos verdes. Sabía que esa chica era su kriptonita, su debilidad, y que no podía hacer nada para evitarlo. Llevaba siete años luchando contra eso y no había servido para nada. Y estaba claro que ahora que ella era su novia, tenía la batalla perdida. A veces se culpaba a sí mismo y otras veces a ella, por haberlo reducido a… a eso. A un humano que tenía sentimientos demasiado evidentes. A veces quería enfurecerse con ella, para mostrarse a sí mismo que seguía siendo superior a todo aquello. Pero esos estúpidos intentos sólo duraban medio segundo. Igual que ahora. La miró, mortalmente serio.

- ¿Qué?- contestó simplemente.

La chica sintió que una daga se clavaba en su pecho al ver esos ojos tan serios y a la vez tan dolidos.

- Sheldon, ¿por qué has salido corriendo?

- No quería interrumpir una escena tan llena de… cariño fraternal.- dijo, utilizando un nada acostumbrado tono sarcástico.

Penny rodó los ojos.

- ¡Por Dios! No puedo creer que tú, precisamente tú, te comportes como Leonard.

- Yo no me comporto como Leonard.- Sheldon la taladró con la mirada.- De hecho, a mí nunca se me ocurrió arrastrarme por el suelo, ni robar tu correspondencia, ni aprender las reglas del fútbol americano, ni deshacerme de toda mi colección de comics y figuras de Star Treck para conseguir llamar tu atención.

Vaya, ahí estaba el inquebrantable orgullo marca "Cooper". Penny entrecerró los ojos. Sí, siempre terminaban igual. No podía recordar un solo día en el que no discutieran de la misma forma… desde hace siete años.

- ¿Acaso vas a decirme que no estás celoso?

Sheldon también entrecerró los ojos.

- ¿Celoso yo? ¿De Leonard Hofstadter?

Penny tuvo que recurrir a todo su talento como actriz para no sonreír. En el fondo, le encantaba ese desquiciante orgullo. Hacía que sus ojos lanzaran preciosos destellos azules y que se irguiera, como si quisiera aparecer más alto aún. Ella alzó una ceja.

- Sheldon, estás celoso de Leonard. Punto. Y me parece increíble. ¿Desde cuándo tú eres celoso? Nunca te has molestado por ninguno de mis amigos. Ni siquiera cuando me quedé a dormir en casa de Miranda y se le ocurrió invitar a todo el antiguo equipo de béisbol del instituto. Y ahora, te pones así porque… ¿Leonard me ha dado un abrazo?

Sheldon la miró inquisidor.

- Penny, francamente, los equipos de béisbol de instituto me importan tanto como el coeficiente de arrastre de las borlas de las alfombras voladoras.

- Pero que me abrace Leonard sí te importa…- replicó ella.

El físico apretó las mandíbulas.

- No me importa que te abrace si es para felicitarte por algún motivo. Pero no era ese tipo de abrazo.

- Sólo me estaba consolando.

La teoría es más sencilla que la realidad Where stories live. Discover now