MUERTO EN EL AGUA

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Dean miraba los periódicos en busca de algún caso sobrenatural.

Encontró a una chica que había desaparecido cuando se estaba dando un baño en un lago.

Rodeó la foto con el pequeño artículo varias veces.

-¿Quieres algo más?

La rubia camarera de grandes tetas se inclinó hacia él mientras sonreía.

Alzó la cabeza y le sonrió con picardía, mordisqueando el bolígrafo.

-La cuenta –ordenó Elena, llegando tras él y sentándose a su lado.

Dean dejó caer la cabeza hacia delante, decepcionado.

-Eres una aguafiestas, Gilbert. En este trabajo se nos permite un poco de diversión y eso –señaló a la camarera que movía de lado a lado el culo-. Es diversión.

-No puedo creer que estemos buscando más casos en los que poder a ayudar a la gente y tú estés pensando en fo…

-Ni lo digas –le cortó este, dándole un sorbo a su café-. Te recuerdo que tan solo llevas dos semanas con nosotros y ya te he visto entrar en tu habitación con diecisiete tíos diferentes.

-¿Me estás llamando puta?

Dean le sonrió con burla y Sam apareció detrás de él para sentarse a su lado.

Dean le pasó el periódico.

-Mira esto. Lago Manitoc, en Wisconsin. Se llamaba Sophie Carlton, de dieciocho años. Se metió en el lago y no salió.

-¿Se la ha llevado el monstruo del lago Ness? –preguntó Elena, cogiendo el periódico.

-El monstruo del lago Ness está en el lago Ness –contestó Dean.

-Muy listo, Winchester. Toma –cogió una galleta del paquete que se acababa de comprar como desayuno-. Una galletita.

Se la dejó a Dean en la mano y este se la tiró al pecho.

-¿Podemos atender a la noticia, por favor? –pidió Sam.

Elena volvió a sentarse en su silla y le devolvió el periódico.

-Las autoridades no encontraron nada. Es la tercera que se ahoga en este año. Los otros cuerpos tampoco se encontraron. El entierro fue hace dos días.

-¿El entierro? –repitió Sam.

-Sí. Enterraron un ataúd vacío para afrontar lo ocurrido, creo –Dean volvió a sus papeles y a Elena le vinieron imágenes de sí misma enterrando un montón de polvo en el suelo, sin saber cuánto de ese polvo pertenecía a los cimientos de la casa, a la tierra del suelo, o a su hermana y su padre.

-¿Lo ocurrido? –Sam soltó una risita amarga-. ¿Qué ocurrió, Dean?  La gente no desaparece, solo se deja de buscarlos.

Dean miró con atención a su hermano.

-¿Qué quieres decir?

-El rastro de papá se va enfriando cada día…

Elena dejó de prestar atención a la conversación. Eran cosas de hermanos.

Decidió irse a fumar.

-Os esperaré fuera.

Apagó la llama del mechero cuando sonó su móvil.

-Si no es importante, que te den por culo.

-¡Eh, esa frase es mía!

Elena sonrió.

Supernatural/Sobrenatural (1ª Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora