PESADILLA

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Un coche aparcaba en un garaje.

El conductor vio cómo la puerta eléctrica bajaba sola.

Lo miró extrañado.

Cuando la puerta bajó, los seguros del coche bajaron, encerrándolo allí.

El hombre intentó abrir uno de ellos, pero el coche se puso en marcha, al igual que la radio.

Intentó quitar las llaves del contacto, pero algo las mantenía allí.

Poco a poco, el humo del tubo de escape comenzó a envolver el garaje, entrando en el coche.

El hombre tosió e intentó abrir la puerta, en vano.

Pidió ayuda mientras tosía y volvió a intentar quitar las llaves del coche.

Se quedaba sin aire con cada minuto que pasaba.

Tapó las rejas de ventilación por la que entraba el humo y volvió a pedir ayuda, esperando que su familia lo oyera.

Intentó romper las ventanillas, pero lo único que consiguió fue asfixiarse más.

Al final, el hombre quedó tumbado en los asientos delanteros, sin oxigeno.

Muerto.

Sam se despertó de su mal sueño entre sudores.

Miró a su alrededor. Solo había la oscuridad del motel.

Sabía lo que aquel sueño significaba.

Miró a su hermano, dormido a su lado y lo llamó mientras se ponía en pie.

-Dean –al no reaccionar, lo zarandeó del brazo-. ¡Dean!

Su hermano se desperezó y lo miró en su duermevela.

-¿Qué haces tío? –Se frotó los ojos y miró a su hermano-. Aún es de noche.

Sam había encendido las luces y metía sus cosas en una bolsa.

-Tenemos que irnos.

-¿Qué pasa?

-Vámonos. ¡Rápido!

Dean se puso en pie sin preguntar mucho. Se vistió y fue a la habitación de al lado.

Su amiga le abrió la puerta, adormilada.

-Tenemos que irnos…

-Ya, ya –se dio la vuelta para hacer la maleta mientras se desperezaba-. Pensé que nuestro horario nocturno solo estaba en pie durante las misiones.

-Y también cuando las acabamos de encontrar.

Cuando lo tuvo todo, fue hasta los coches.

-¿A dónde vamos? –le preguntó a Dean.

-A Michigan –respondió Sam al instante. Entró en el Impala y cada uno volvió a su coche.

-McGrady –estaba diciendo Sam por teléfono-. Inspector McGrady. Número de placa uno cinco ocho. Tengo señales de un cuatro ochenta en curso, necesito saber quién es el dueño de un sedán de dos puertas con matrícula de Michigan…

-Dile a tu hermano que se tranquilice o le bajará la regla –bromeó Elena, fumando desde su Camaro.

Dean se rió y cogió el móvil para no interrumpir la llamada de Sam.

-Tan solo es una pesadilla –se quejó Elena.

-Ya, bueno, eso díselo a mi hermano el profeta.

Supernatural/Sobrenatural (1ª Temporada)Where stories live. Discover now