Supernatural/Sobrenatural (1ª Temporada)

PROCEDENCIA

-¿Cuándo piensas venir a por el Colt?

Elena se tapó el oído con el que no sostenía el auricular del móvil para aplacar la música del bar.

-Pronto.

-¿Cuándo es pronto?

-Joder Bobby, no lo sé. Ahora estoy muy liada.

-¿Bebiendo o ligando?

-No estoy en un bar –le sonrió a Sam cuando la miró ceñudo.

-Mientes fatal. Peor incluso que la vez que te encontré en mi cama con aquel novio tuyo.

Elena tensó la mandíbula.

-¿Tenías que recordarme a Colton?

-Lo siento, lo he dicho sin pensar.

-Últimamente me hieren sin pensar.

-¿Eso es lo que te dicen, que lo hacen sin pensar?

-Adiós, Robert –colgó y se guardó el móvil en el bolsillo de su chaqueta-. ¿Tienes algo, cerebrito?

Le enseñó un periódico.

-Pareja degollada en su propia casa –leyó-. ¿Eso te suena a algo sobrenatural?

-Puede –miró a su hermano, que estaba en la barra desde hacía media hora ligando con una chica baja y rubia.

Lo llamó con insistencia hasta que se acercó con tres jarras de cerveza en las manos.

-Creo que tengo algo –comenzó Sam.

-Sí, también yo –respondió Dean, mirando a la rubia-. Deberíamos descansar solo por un rato ¿qué me dices? –Señaló a la chica-. Con esa ya lo tengo todo hecho.

-¿No es muy joven para ti? –le picó Elena.

-Mejor que le falten años a que le sobren.

Elena husmeó el aire con teatralidad.

-Huele a pederasta.

Sam meneó la cabeza, sonriendo.

-¿Y qué somos hoy? –Le preguntó a su hermano-. ¿Estrellas del Rock? ¿Militares?

-Somos de un reallity show y estamos buscando gente.

Los tres se rieron, Elena sin muchas ganas.

-Es casi la verdad ¿no? Y por cierto, está con una amiga, seguro que le gustas ¿qué tal? –le señaló otra rubia con tirabuzones que no dejaba de mirar a los hermanos.

-¿Y qué hay de mí? –Elena fingió estar herida.

-Tú estás muy bien sola.

Bufó.

-Dean –Sam hizo una mueca-. No… gracias. Sé buscar chicas solito.

-Sí, pero no lo haces.

Sam lo miró con el ceño fruncido.

-¿Qué significa eso?

-Nada ¿qué tienes? –cambió de tema.

-Una pareja de New Paltz, Nueva York, aparecieron muertos en su casa hace unos cuantos días, degollados, no había huellas, ni arma del crimen… ¡Eh, Dean! –le llamó la atención cuando la cabeza de su hermano se giró completamente en dirección a la rubia con la que acababa de ligar-. Ni huellas ni arma, y la puerta y las ventanas estaban cerradas por dentro.

-Podría ser un crimen corriente, nada sobrenatural –le respondió.

-No. Papá dice otra cosa.