CAP. 13.

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El cumpleaños de Anne llegó más pronto de lo que me habría gustado, lleno de regalos llevados a la casa de los Styles, empleados nuevos, gente alojada en las habitaciones de esa casa y un Harry ocupado y estresado a todo momento. 

Podía asegurar que nuestra relación era un poco más estable, no habíamos vuelvo a hablar del tema y a él se le notaba algo más alejado en lo que a confianza respecta, pero todo estaba bien, dentro de lo normal. 

Zayn me arregló el traje y yo me quejé cuando estiró de más la chaqueta. 

-¿Te quieres callar? 

-Me has hecho daño. 

-No te he tocado casi, no seas exagerado. 

Bufé y él se alejó mirándome desde la distancia, mordiendo su labio inferior mientras me regalaba una sonrisa. 

-Estás radiante Lou, seguro que te consideran un ricachón y todo. 

Solté una carcajada y negué lentamente mirándome en el pequeño espejo con velocidad. 

-Me tengo que ir ya. 

-Si no vuelves a dormir nos vemos mañana. 

-¿Y por qué no iba a volver a dormir? 

-Pues porque vas muy guapo y seguramente la gente que vaya a la fiesta lleve sin follar demasiado. Por mí no hay problema pero con precaución, no quiero ser tío a estas alturas de la vida.

-Eres un imbécil Zayn Malik, un tremendo imbécil. 

Él comenzó a reír mientras yo me alejaba sonriendo, pasando las yemas de mis dedos por las telas que nos separaban de la calle. 

Mis pasos fueron rápidos y ya era casi por instinto verme delante de esa mansión, en esa noche decorada con luces preciosas y demasiados coches preciosos rondando hasta la puerta principal. 

Pasé al interior con cuidado de no intervenir en el camino de algún coche, mirando a lo lejos a Liam, que me observaba con asombro. 

-Vaya Louis, pensaba que no me podrías asombrar más pero mírate… 

-Gracias Liam, tú tampoco estás mal- Dije viendo su uniforme algo más trajeado de lo normal, causando en los dos una risa leve. 

-Pasa anda. 

Pasé al interior de la casa sorprendiéndome por la cantidad de personas que habían ahí, todas con trajes tan preciosos y con joyas tan llamativas que me quedé embobado en alguna hasta que Tina se puso a mi lado, con una bandeja de champagne en la mano. 

-¿Quiere una, Señor Tomlinson? 

-Oh, gracias Señora Horan, un placer verla. 

Ella sonrió de lado retirándose, dejándome ahí con la copa en la mano. 

Era una verdadera lastima que ella tuviera que trabajar en esa noche. Tina era la única persona, además de Liam, con la que podría estar en esa casa en una noche de esas y no estar incómodo ni un solo segundo.

Pasé al salón, viendo como ahí la concentración de gente era aún mayor pero no le di mucha importancia cuando mis ojos se juntaron con los de él, verdes y llamativos, con su pelo largo rozando el traje que habíamos elegido semanas atrás y la copa de champagne en su mano como por adorno. Estaba rodeado de gente aparentemente mayor que él, algunos de mi edad y otros sobrepasando los 30, sumergidos en una conversación seguramente sin sentido mientras que él me miraba a mí. 

Sonreí débilmente acariciando el contorno de la copa, viendo como él me imitaba, pasando sus yemas de los dedos por la misma posición que yo, regalándome una sonrisa algo leve pero cargada de sentimiento. 

Una orden || Larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora