CAP. 18.

4.2K 421 173
                                    

Mi garganta estaba seca. Muy muy seca. 

El maldito alcohol que me habían hecho ingerir en la fiesta solo había provocado que ahora mi garganta pidiera líquido a todo momento. 

Mi vista se paseó por la habitación con velocidad buscando algo de agua que me pudiera ayudar en mi intento de no quedarme sin garganta. 

Suspiré cuando me di cuenta de que tendría que bajar a la cocina para eso pero salí de la cama con calma, poniéndome unos zapatos y abriendo la puerta de la habitación intentando no hacer nada de ruido. 

Bajé los escalones con cuidado, el color intenso que aparecía por las ventanas y nada de luz con lo que poder guiarme. 

Entré a la cocina y bebí un buen trago de agua poniéndola después en un vaso pequeño que sujeté con mis dos manos, temiendo que el sueño hiciera que este se cayera de mis manos rompiéndose en muchos pedazos. 

Salí de ahí cuando una sombra acabó con el oxígeno que estaba llegando a mis pulmones, apartando el sueño de golpe, y me tapó la boca estampando mi cuerpo contra la pared, el agua sorprendentemente todavía en mis manos. 

-Soy yo, no chilles. 

Noté mi cuerpo relajándose a una velocidad sorprendente y mi respiración de alivio saliendo por mi nariz impactando en su mano, que fue apartando poco a poco de mi boca para acariciar mi mejilla lentamente. 

-Casi me provocas un infarto, no vuelvas a hacer eso Harry. 

-No hables alto, los guardias están fuera… 

Mi corazón se fue normalizando y aproveché el agua en mis manos para beberme todo el contenido acabando en un suspiro que pareció hacerle gracia. 

-No tiene gracia, me has asustado mucho. 

-Nadie podría entrar, están todas las salidas cerradas con llave y hay guardias vigilando cada rincón. 

-¿Y tú te crees que yo estoy pensando ahora sí los guardias están haciendo su trabajo? Deberíamos estar durmiendo… 

-Tengo un poco de insomnio… 

Me quedé callado dejando el vaso en el mueble que estaba a mi lado, sorprendiéndome al ver que ahora mis ojos se habían acostumbrado a esa luz y lo veía muchísimo mejor todo, sus facciones ahora delimitadas bajo mi vista.

Tiré su pelo hacia atrás viendo como él seguía con su vista todos mis movimientos, sacándome una leve carcajada hasta que escuchamos el ruido de unas voces conocidas al otro lado de la puerta. 

Cuando pensé salir corriendo hacia mi habitación, él me sujetó con mucha fuerza de la cintura, pegándome a su cuerpo mientras abría una puerta pequeña donde solían guardar las chaquetas pero que no era similar a un armario. Era como una pequeña sala, muy delimitada que tenía zapatos y chaquetas, delimitando aún más la zona. 

Nos metió a los dos y cerró con cuidado cuando la puerta principal se abrió, dejando pasar a varios guardias en conversaciones bajas intentando no molestar. 

Me miró en silencio y yo apreté mis labios intentando que la risa tonta no me atacara en un momento así. 

Se acercó lentamente intentando no hacer ruido y dejó un beso en la comisura de mis labios que consiguió hacerme erizar. Mis manos fueron a su mandíbula y sorprendentemente se dejó sin protestar. 

Acaricié toda la piel bajo mis dedos. Su mandíbula definida y el lugar en donde se formaban sus hoyuelos notando como poco a poco se iba tensando pero seguía ahí, sin moverse y esperando el ansiado final. 

Una orden || Larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora