7. Bambi

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Fᴀᴏᴜᴢɪᴀ ﹣ Tʜᴇ ʀᴏᴀᴅ


Los peores días del mes es cuando me pongo con el periodo, por lo que me he llevado toda la mañana en la cama en posición fetal y ahora estoy terminando de limpiar la cocina después de hacer de comer.

La familia West es amable con nosotras. Nos tratan bien, aunque Nancy o como Leo y Diego la llamaban "monito" no había dejado de incordiarme. Ella siempre me miraba mal y ahora estaba limpiando el zumo que había derramado en el suelo sin querer.

Betty está haciendo la colada y miro a Nancy, que está sentada en la silla de la cocina y mueve sus pies de delante hacia atrás con una sonrisa inocente en su rostro.

— ¿No quieres ir a jugar con las cabras? —Le pregunto levantándome del suelo después de limpiar lo que ha ensuciado.

— Es más entretenido verte limpiar.

Le sonrío y me giro porque es repelente y no me cae bien. Sí, tiene unos cinco años y me está comiendo terreno, pero no puedo hacer otra cosa que callarme porque no tengo nada de autoridad sobre ella; ni siquiera soy realmente su prima.

— ¿Por qué estáis aquí? —Me pregunta.

— Créeme, me pregunto lo mismo —murmuro volviendo a fregar.

— ¿Y cuándo os vais?

— Pronto.

— ¿Cuándo es pronto?

— Cuando dejes de hacerme preguntas.

Ella se calla por un momento y solo se escucha la radio que tiene encendida la abuela en el salón. Ella tiene muchos dolores en las piernas y le cuesta mucho moverse. Es muy mayor y pasa la mayor parte del tiempo sentada escuchando la radio.

— ¿Por qué vas así vestida?

Su voz de pito está incordiándome de sobremanera y pienso que lo mejor es ignorarla. ¿No tiene nada que hacer? ¿Jugar? ¿Pintar? ¿Correr detrás de las gallinas?

— Pareces una vagabunda.

— Es mi ropa, ¿no le queda bien? —La voz de Leo hace que mire hacia la puerta y lo veo apoyado en el quicio con sus brazos cruzados.

— Te queda mejor a ti —responde la niña.

Sigo llevando sus pantalones y alterno las camisetas entre él y Diego, aunque siempre intento lavarlas ese mismo día y ponerlas a secar. No quiero abusar porque ellos también tienen que vestirse.

Si lo hubiera sabido, hubiera venido preparada.

— ¿Tú crees? —Él pasa su vista por todo mi cuerpo y me pongo tan nerviosa que se me resbala el plato de mis manos haciendo que el agua que hay en el fregadero me salpique.

— ¡Claro que sí! —Exclama la niña.

— ¿Por qué no vas a ver a Diego? Creo que ha encontrado un montón de caracoles.

Miro hacia atrás para ver a Nancy saltar de la silla y salir, por fin, corriendo de la cocina. Un suspiro de alivio se escapa de entre mis labios y aprieto la bayeta entre mis dedos para enjuagarla.

— A veces es un poco pesada —me dice abriendo la nevera.

No contesto y paso la bayeta por la encimera después de echar el producto para limpiar toda la superficie. Miro de reojo a Leo, que se ha abierto una cerveza y está apoyado en la nevera mirándome. Odio que haga eso porque me pone nerviosa.

[Saga West] RAMÉ #1 [YA EN AMAZON] Where stories live. Discover now