18; Bambi

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Abro los ojos y me estiro un poco incómoda. Me duele todo el cuerpo y tengo un zumbido en la cabeza que me dificulta abrir los ojos.

Estoy en el sofá aún y el olor a café entra por mis fosas nasales. Me incorporo con una mueca en mis labios y la imagen que hay frente a mí hace que me estremezca.

El chico castaño tiene el pelo húmedo y está sin camiseta. Está concentrado en la cafetera y me echa un vistazo. Cuando sus ojos claros se encuentran con los míos, me sonríe. Sus dientes blancos pueden alumbrar toda la maldita ciudad y envidio su preciosa sonrisa.

— Buenos días, ¿café?

¿Café?

Mi vista pasa por sus hombros y baja hasta sus pectorales definidos. Definitivamente, el año pasado no estaba así, tan definido. No sólo ha cambiado su cuerpo, también su rostro, lo veo diferente.

Es como si hubiera madurado. Gracioso, ¿no?

— ¿B?

Cierro los ojos un momento. Es el único que me llama B y admito, que me gusta.

— Café, sí, gracias.

Me levanto y me mareo un poco. Me estabilizo y me acerco a la barra de la cocina. Me subo en un taburete y Leo pone una taza frente a mí y mi agradecimiento sale en un murmullo.

— No han llamado, eso significa que todo va bien, tranquila. ¿Huevos y bacon?

— No tengo hambre.

— ¿Una tostada o dos? —Lo miro y él alza una ceja. Lleva puesto sus pantalones del traje de chaqueta aún— No llevo ropa interior, deja de mirar. Dos tostadas serán.

— Una, solo una, por favor —Huele bien, huele muy bien—. ¿No tenías que trabajar?

— He llamado para decir que habías tenido un accidente, me han dado el día libre, pero tengo que estar allí mañana.

El pone el plato frente a mí y otro al lado. Da la vuelta a la barra y arrastra un taburete para sentarse a mi lado.

— Come, se te va a enfriar.

Empiezo a comer y él también. Sé que tenemos que hablar, porque ayer... Bueno, hoy estoy más despejada.

— Gracias por todo, Leo.

— Te he estado llamando durante dos semanas porque no sabía dónde estabas y resulta que tu pequeño trasero estaba solo a dos horas de camino.

— Necesitaba un poco de espacio.

— Lo sé. Hablaremos después del desayuno.

— No sé qué hay que hablar —meto un trozo de bacon en mi boca.

Leo limpia su boca con una servilleta y apoya su antebrazo en la barra. Le doy un mordisco al pan bajo su atenta mirada y admito que estoy un poco nerviosa, él me pone así.

— Podemos fingir que nada ha pasado entre nosotros y que somos una familia perfecta junto a nuestros padres... Seguir con nuestras vidas.

— Creo que es lo mejor —murmuro antes de beber de la taza.

— Dudo que pueda hacerlo, o al menos ahora. Quizás dentro de unos años, cuando haya conseguido olvidarte —mi corazón da un vuelco— Si es que lo consigo.

— Sé que soy difícil de olvidar —me encojo de hombros. No quiero que la conversación se torne muy seria.

— Estoy hablando en serio, Bambi.

— Aún me duele, Leo. La manera en la que me dejaste, el como me trataste después de acostarnos en la boda. Me hiciste sentir como una basura —hago una mueca.

[Saga West] RAMÉ #1 [YA EN AMAZON] Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang