Lacrosse » Jeon Jungkook; BTS [#2] [Completa] ✔️

Capítulo 31 💚

Llegamos a la entrada del edificio, es entonces que Songyi suelta mi mano y se posiciona frente a mis narices, esbozando un ligera sonrisa, así como yo. Nunca antes le había prestado la atención suficiente a esa ligera brisa que roza mi mano después de haber sostenido algo, en este caso su mano. Siento muchas ganas de tomarla de nuevo, pero nuevamente me siento desconfiado como para hacerlo, solo me queda mirarla —como lo hace ella conmigo— apenado.

Creo que estoy alucinando, Songyi sonríe mucho y eso no es normal.

—Yo... Quiero decirte algo. —Nervioso, me llevo la mano a la nuca. Sonrío aún más estúpido. Raramente no me contesta con alguna clase de sarcasmo como lo imaginé, solo se limita a levantar las cejas, en la espera de que continúe. Hago una mueca apenada y finalmente confieso—: ¿Quieres ir al cine conmigo?

Cruza los brazos, se relaja y deja escapar una risita corta.

—¿Me estás invitando a salir, Jeon?

—Deberías sentirte halagada, no acostumbro a hacer este tipo de cosas. —Apesar de ser un comentario narcisista, lo digo con mucha vergüenza.

—De acuerdo, salgamos... Es una cita.

—¿Qué? —Me sorprende tanto que lo diga sin una pizca de timidez. Quizá debería ser como ella, pero realmente me cuesta, pues tú y yo sabemos que estoy tratando de acercarme a Songyi, la chica excéntrica.

—Qué salgamos. ¿No es lo que quieres?

De la nada elevo las comisuras. Me relamo los labios.

—Bien.

—Entonces te veo luego.

Da un paso atrás, sin dejar de mirarme, y al mismo tiempo como si no quisiera irse. Se despide sacudiendo la mano, la imito y, finalmente, la veo alejarse por el vestíbulo. Me quedo mirando su silueta, la cual se va alejando más y más, esperando a que ocurra ese acontecimiento que de pronto una parte de mí ha empezado a fantasear desde no-sé-cuándo.

Y así ocurre:

Se queda estática, sus talones giran y se apresura en llegar a mí. No vacila en colocar ambas manos en los costados de mi cara y plantar un beso en mis labios. Me quedo anonado, pero no me tardo en tomarla de la misma forma y seguirle el ritmo.

Un fuerte golpe en la espalda me devuelve a mi realidad. La luz del sol se estampa en mi cara como una cachetada con un gran mensaje que dice: "despierta, imbécil, solo fue un patético sueño". Reparo que me he caído de la cama y que todavía sigo soñando despierto. Joder, quería besarla.

—Cariño, ¿ya estás... ¿Qué haces ahí? —Mamá pregunta sosteniendo la perilla de la puerta y, seguramente, pensando en que si debió abortarme o no.

—Probando la resistencia del piso —respondo un tanto adolorido.

—¿Qué dices? —La escucho reírse levemente—. Anda, levántate, que vas a llegar tarde.