Capítulo 1

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¡Hola! Si eres nuev@, bienvenid@, espero y deseo que te guste mucho esta historia. Me ayudarías mucho votando y comentando.
Si estás releyendo (¡que emoción!) espero que vivas y disfrutes de esta historia como la primera vez.
Paso por acá (septiembre, 2021) para contarte que estoy editando la historia. No te preocupes, la esencia es la misma que cuando la escribí (marzo, 2020). Solo van a cambiar unas partes que no me convencen y mejorar la redacción, ya que aunque la historia no tiene faltas de ortografía, hay partes en la redacción que no me gustan del todo.
No te distraigo más, que tengas una buena lectura y ojalá te sientas un poquito más complet@ al terminar esta historia.
¡Gracias por estar acá!
Flor.

***

—¡Wendy, trae las cajas de tu cuarto, ahora! - me ordenó mi madre.

—Ya voy, mamá— le respondí con desgana.

Paseé la mirada por el que había sido mi cuarto durante toda mi vida, lleno de recuerdos, de primeras veces, ahora completamente vacío. La tristeza me invadió, me costaba aceptar que de repente tuviéramos que irnos de la casa que era y siempre había sido mi hogar.

Íbamos a mudarnos a la casa de unos viejos amigos de mis padres, el problema era que no los veía hacían unos siete años y apenas sí me acordaba de sus caras. También sabía que tenían un único hijo, y de él solo recordaba lo insoportable que era.

Me agaché para levantar una de las cajas y vi que de ella sobresalía una foto enmarcada. Volví a dejar la caja en el suelo y la saqué, en ella aparecíamos mi hermano Lucas y yo.

Lucas había sido mi héroe toda mi vida, si me molestaban él siempre estaba ahí para defenderme, me animaba en los momentos difíciles y siempre encontraba una manera de hacerme sonreír, hasta en los días en los que solo quería desaparecer. En resumen, era el mejor hermano mayor que podría haber. Hasta que a los dieciocho años decidió que ya no quería vivir con nosotros y simplemente se fue sin siquiera despedirse. 

No solo se fue, sino que también se llevó la mitad del dinero que mis padres habían estado ahorrando durante años para una nueva casa.

No sabía la razón de que se fuera, solo sabía que por su culpa tenía que compartir casa con el mismo chico que no dejaba de molestarme cuando éramos niños. También podría decir que me dolía dejar mi vida atrás, pero eso ciertamente no me importaba, no había nada de mi antigua vida que fuera a extrañar, sin contar mi casa... y a mi hermano.

Nuestra casa había sido vendida un mes atrás y ya no podíamos seguir más tiempo en ella, teníamos que salir de allí lo antes posible, porque los compradores no iban a ser tan pacientes. 

—¡Wendy!— gritó mi madre, perdiendo la poca paciencia que tenía.

—¡Te dije que ya voy!— le grité de regreso.

Guardé la foto nuevamente en la caja y la cerré bien.

Comencé a llevar y arrastrar cajas hasta la cocina, mi padre se encargaba del resto del camino. Cuando terminé me senté en el patio a descansar, estaba sudando de una forma asquerosa.

—Solcito— me llamó mi padre, nunca había dejado de decirme así. Yo le sonreí—. ¿Lista para volver a ver a tu amigo?

—¿Amigo? Papá, Alex y yo no somos amigos, no nos vemos desde niños y solo recuerdo cómo se burlaba de mí todo el tiempo— dije—. Además, ni siquiera recuerdo con claridad su cara como para llamarlo "amigo".

Solo recordaba unos ojos preciosos que me atormentaban.

—Wendy, hasta se bañaban juntos— me recordó mi padre y yo puse cara de asco.

Tú me completasOnde histórias criam vida. Descubra agora