Capítulo 37

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Ya habían pasado diez minutos y yo seguía pensando en lo que Lucía me había dicho sin moverme del lugar. No sabía a qué se refería con eso de "¿Por qué no le preguntas quién te siguió esa noche?", pero me daba miedo averiguarlo. ¿De verdad había sido Simón?, después de todo Lucía podía estar mintiéndome otra vez.

Respiré profundamente y me decidí a enfrentar a Simón de una vez por todas. Tenía que entender porqué lo había hecho si es que efectivamente había sido él.

Tomé valor y me dirigí a la casa con los puños cerrados.

Lo busqué abajo y no lo encontré, así que decidí buscar en el piso de arriba. En el baño no había nadie y los cuartos estaban cerrados con llave, toqué la puerta, pero parecía no haber nadie dentro de ellos.

-¿En dónde se metió?- me pregunté en voz alta.

Miré a mi alrededor y me di cuenta de otra cosa, Alex tampoco estaba por ningún lado.

-Mierda- murmuré y bajé las escaleras corriendo.

Empecé a buscar entre la gente a alguien en específico. Una vez que lo encontré corrí hasta él.

-Rodrigo- lo llamé y él se giró, no tenía buena pinta-. ¿Viste a Simón o a Alex?

-Sí- me respondió y se tambaleó. Lo agarré del brazo y él rió.

-¿Estás bien?- le pregunté haciendo una mueca.

-Sí- rió de nuevo-. Alex salió al patio recién- me señaló.

Después de agradecerle a Rodrigo corrí hasta el patio en el que había estado unos minutos antes. Había bastante gente así que tuve que buscar bien.

Cuando ví a un rubio y a un castaño oscuro discutiendo del otro lado del patio, me di cuenta de que eran los chicos a los que buscaba. Me acerqué a los dos rápidamente y noté que junto a ellos estaban los chicos que tanto me intimidaban.

Pero bueno, no había tiempo para chicos intimidantes, lo mejor era resolver un problema a la vez.

-Simón- lo llamé y de inmediato sentí seis pares de ojos puestos en mí-. Tenemos que hablar.

-¿Es ella?- preguntó uno de los chicos intimidantes y yo lo miré.

-Deberíamos haber terminado el trabajo- dijo otro y tres de los cuatro chicos empezaron a reírse.

-¿De qué están hablando?- les preguntó Alex y los chicos se callaron.

-Váyanse- les ordenó Simón y los intimidantes lo miraron-. ¡Ya!- gritó y los cuatro se fueron riendo hacia la casa. 

-¿Qué pasa, Wendy?- preguntó Simón.

Alex se recostó en el muro al lado de Simón y cruzó los brazos sobre su pecho, manteniendo su vista fija en mí. Haciendo eso parecía ser mi guardaespaldas personal.

-¿Es verdad que vos me seguiste aquella noche, Simón?- le pregunté sin rodeos.

Alex se despegó de la pared para acercarse más a nosotros.

-¿Qué?- me preguntó Simón-. ¿De qué estás hablando?

-Tu hermosa mejor amiga me lo insinuó hace un rato- le conté y a él le cambió la cara.

-¿Qué te dijo?- me preguntó un poco intranquilo.

Alex apretó los puños y su mandíbula se tensó.

-Fuiste vos- le dijo a Simón-. Te conozco hace años y te estás poniendo nervioso, así que fuiste vos- empujó a Simón contra el muro en el que había estado recostado un momento antes-. Fuiste vos y quisiste culparme a mí- para prevenir accidentes me interpuse entre los dos.

Tú me completasWhere stories live. Discover now