Capítulo 17

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—¡Arriba!— exclamó mi madre, encendiendo la luz de mi cuarto.

Gruñí y me tapé hasta la cabeza.

Claramente no entendía que yo odiaba que hiciera eso.

—En media hora nos vamos— anunció ella enérgicamente y se fue.

Era bueno ver que ya no se sentía mal, la emoción le brotaba por los poros.

La emoción que sentía por el viaje resultó en que me levantara rápidamente. Estaría bueno que hiciera eso todos los días para ir a estudiar.

Fui al baño y después me abrigué bastante, ya que hacía frío, pero también me puse ropa cómoda para el viaje de dos horas en auto.

Bajé la escalera y salí al patio con mi mochila. Mi padre y Gustavo estaban guardando las cosas, Ana y mi madre hablaban, y Alex ya estaba adentro del auto, pronto para irnos. Aunque parecía más dormido que despierto.

—Hola— los saludé con una sonrisa.

—Buenos días, cielo— me saludó Ana—. Alex ya está en el auto, ¿vas con nosotros?

Miré a mi madre buscando una respuesta, pero ella no dijo nada como era de esperarse, solo me miró de una forma que claramente decía "es tu decisión, no me metas a mí".

—Claro, voy con ustedes— acepté.

Le dejé mi mochila a mi padre y me acerqué al auto. Miré a Alex a través de la ventana, llevaba puesto un gorro de invierno con algunos mechones de su pelo castaño fuera de este, seguía con los ojos cerrados y estaba tapado con una manta.

—Siempre hace lo mismo cuando nos vamos de viaje— me comentó Gustavo.

Abrí la puerta del auto haciendo el menor ruido posible, pero él abrió los ojos y me miró frunciendo el ceño.

—Wendy va a ir con nosotros— le explicó Ana y acto seguido se sentó en el lugar del copiloto.

—Bueno— aceptó Alex y se rascó los ojos de una forma muy tierna, después levantó la manta y me miró—. Tápate.

Le hice caso y después lo miré. Sus mejillas estaban rojas y le daban cierta inocencia que resultaba adorable.

Alex se durmió a los diez minutos de haber arrancado, en cambio yo no podía. Amaba los viajes en auto, admirar todos los paisajes por la ventana mientras escuchaba música me generaba mucha paz.

—¡Amo esta canción!— exclamó Ana cuando "Dancing Queen" de ABBA empezó a sonar en la radio.

Ana la cantaba con entusiasmo, Gustavo empezó a seguirle el juego y yo me reía.

—Vamos, Wendy, sé que la conoces— me animó Ana.

El estribillo de la canción se aproximaba y sí, obviamente conocía la canción, así que me senté más adelante en mi asiento y me preparé para darlo todo.

—Ahí viene— anunció Gustavo.

Ana y yo nos miramos y comenzamos a cantar con toda la pasión.

—You are the dancing queen. Young and sweet, only seventeen— Ana me señalaba y yo reía mientras cantaba junto con ella.

—¡Dancing queen!— cantó Gustavo con una voz súper aguda y los tres empezamos a reírnos.

No podía dejar de reír, la estaba pasando muy bien con Gustavo y Ana haciendo el ridículo. Aunque me alegraba de que Alex siguiera durmiendo, porque si no moriría de la vergüenza. Solo esperaba que mi risa no lo hubiera despertado.

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