Cap 37.- "Divino dolor"

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Aisa

Una tras otra, gotas de sangre resbalan de mis manos para caer sobre un charco de sangre que cubre el piso. Todo el lugar tiene un penetrante olor a podrido, a muerte. En el ambiente se puede percibir una pesada atmósfera que atormenta hasta a la más pacífica alma. Miro a todo mi alrededor viendo los cuerpos de más de una docena de personas. Se lucen en cada rincón de la habitación como si solo fueran tétricas decoraciones de Halloween.

—¿Hermoso? —Su voz capta mi atención haciendo que mi mirada caiga sobre él; se encuentra en medio de la cama, con el cuerpo totalmente desnudo, pero envuelto en sabanas manchadas de sangre fresca.
—Hermoso. —Coincido y camino hacia él salteando los cuerpos sobre el piso. Nos miramos fijamente mientras la distancia se acorta—. Es hermoso, pero aún falta algo.
—¿Qué es?
—Tú. — Me sonríe y estira la mano hacia mí una vez que he llegado al pie de la cama.
—Sube aquí y tómame —dice con una sonrisa retadora. Tomo su mano entrelazando nuestros dedos cubiertos de sangre, subo lentamente y quedando de rodillas ante él, le miro atentamente. Admirando cada pequeño detalle de su rostro.

¿Fue este hombre esculpido por las manos de Ángeles o de viles demonios? No lo sé, pero su rostro, su cuerpo y todo él me parecen de una divina y demoníaca belleza. Estar a su lado es como vivir en un paraíso que arde en las llamas del infierno.

Sonriendo ampliamente comienzo a subir sobre él, voy lentamente tocando su fría piel, inhalando su esencia y perdiéndome en ella. Sus brazos me rodean, sus manos van por toda la piel desnuda de mi espalda, su rostro se hunde en mi cuello y con su boca comienza a hacerme arder. Me echo sobre su cuerpo y nos doy la vuelta para hacerlo quedar sobre mí, lo jalo del cabello y reniega negándose a salir de la curvatura de mi cuello. Jalo con más fuerza y gime a la vez que me muerde haciéndome sentir ese dolor tan divino del cual soy esclava.

—Mírame —digo entre jadeos y tirando con más fuerza logro que coloque su rostro frente al mío. Su mirada está envuelta en una nube de lujuria que enloquecería a cualquiera.
—¿Qué es lo que pasa? Déjame disfrutarte un poco más.
—Eres mío... ¿Cierto?
—Sabes que lo soy.
—Todo tú.
—Cada rincón de mí.
—Entonces... Reclamaré tu alma justo en este instante.
—Si es lo que deseas... Que así sea.

Miro sus labios y con desespero lo atraigo a mí para besarle, sus manos vuelven a moverse, su cuerpo se amolda al mío y rápido se coloca entre mis piernas, entra en mí sin perder tiempo, la fuerza de sus movimientos me arranca jadeos y gemidos. Incrusto mis uñas en su piel y rasgo con fuerza. Sus manos se escabullen bajo mi espalda y con facilidad nos da la vuelta, me siento sobre él y mordiendo mis labios le contemplo.

—Toma mi cuerpo, mi alma, todo lo que soy. Tómalo y llévalo al infierno —dice tomando mis caderas y marcando un agobiante ritmo.

Mis manos enredan su cuello y usándolo de apoyo comienzo a moverme con fuerza y rapidez sobre él y así como se va formando mi orgasmo, así su aliento de vida se va escapando. Su agarre se hace más fuerte lastimando mi piel, pero comienza a ceder conforme los segundos pasan. Sus ojos se oscurecen, pero en ningún momento dejan de mirarme.


Mis temblorosas piernas se aferran a sus caderas y me arqueo ligeramente antes de caer sobre su pecho y tras quitar mis manos hundo mi rostro en su cuello, abro la boca y con todas mis fuerzas encajo mis dientes en la rojiza y amoratada piel.

«Lo tomaré todo. ¡Tomaré todo de ti!» —grita mi fuero interno.

Mi boca se inunda con su sangre, es tanta que me veo obligada a beberla. El placer llena todo mi ser, seguido de una sensación de agua hirviendo que causa dolor en cada centímetro de mí. Su sangre recorriendo mi cuerpo es como fuego quemándome desde dentro. Mi quijada se cierra con más fuerza, mis dientes entran más profundo en su piel. Su cuerpo se va quedando helado conforme succiono su alma a través de la sangre que como letal veneno entra en mi cuerpo quemando todo.

¡Que dolor tan divino el que estoy sintiendo! ¡Que placer tan abrumador le acompaña!

La última gota de sangre sale de su cuerpo, me reclino y le miro. Sus ojos aún abiertos ya no tienen brillo. Sus labios antes gruesos y rojos están resecos y pálidos. La mitad de su rostro y cabello están bañados en sangre.

—Ahora sí. Ahora sí es hermoso —digo tras contemplar la escena final.

Por fin lo he matado. Por fin tuve el valor de tomar su vida. Ahora su demoníaca esencia yace dentro de mí jugando con mi atormentada y maldita alma.

—Somos uno, está vez para siempre. Nunca más podrás volver a dejarme. Nunca más sufriré por tu ausencia.

Todo comienza a caer a pedazos, la bella obra de arte se va desvaneciendo, su cuerpo debajo del mío se adelgaza con forme sus huesos se deshacen, su blanca piel se va oscureciendo ante la podredumbre que comienza a consumirlo, todo se vuelve una masa deforme y grotesca. Esta trepa por mi cuerpo, cubriéndome y arrastrándome a las profundidades de un abismo, uno al que anhelo llegar, uno donde sé que ella me espera.

Beso Letal (18+)Where stories live. Discover now