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~Brave POV~Esto había sido una pésima idea

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~Brave POV~
Esto había sido una pésima idea.

Estaba encima de mi cama, estirada como una tortilla en una sartén, me quedé mirando al techo y pensando en que tal vez el recogido que había tardado una hora en hacerme, probablemente ya estaría completamente destruido. No me importaba, siempre podría soltarme el cabello y ya.

¿Por qué estaba así? Estaba triste, me había pasado el día deambulando por la casa, viendo a mi madre y a la cantidad innecesaria de empleados que el señor Hazer contrató para que decoraran el comedor.

Sentía que algo me había faltado, que algo me seguía faltando en mi día especial. Cualquier persona diría que estoy triste porque papá no está conmigo y no, no es eso. No me malentiendan, por supuesto que pensar en que mi propio padre no está en mi cumpleaños me aflige el corazón; pero ya estoy acostumbrada. Por más frio que suene, la muerte nunca se supera, pero uno se acostumbra a que la presencia de esa persona falte, es natural.

Antes me sentía culpable de no pensar en él cada día. — Es parte del duelo, cariño— me había dicho mi madre.

¿Qué es lo que me falta? Me quedé pensando. Mierda, yo sabía la respuesta, y la odiaba.

Killian no ha estado en la casa en todo el día. No lo he visto, ni él me ha visto a mi. Él no me ha saludado, ni me ha felicitado. Parecerá tonto, pero esperaba verlo hoy. En mi cabeza él me miraría lleno de pena y me daría una flor o algo así. Me felicitaría y yo me sonrojaría. Tomaría la flor y me iría. Sigo enojada; eso no ha cambiado después de todo.

En fin, fabriqué todas esas escenas en mi cabeza y ahí se quedaron.

—   ¿Sigues ahí? Tus amigos ya van a llegar. — Mamá entra a mi habitación, aún abrochando uno de sus pendientes.

Hacia años que no la veía tan arreglada. Lleva un vestido de terciopelo color esmeralda. El vestido es tan largo que apenas puedo ver sus zapatos. Lleva uno tacones plateados, no muy altos, por su puesto. Se ha dejado el pelo suelto hoy, lo tiene casi casi tan corto como yo. Hace meses decidió cambiar su color natural por un caoba tupido, un color que disimula muy bien las canas que le crecen desde la raíz.

—   ¿Qué tienes? — pregunta cuando se detiene frente a mi.

Me incorporo y la veo mejor. Está muy guapa.

—  Péiname— le digo soltándome el recogido. — Lo he aplastado.

Mamá sonríe y saca unas horquillas de mi tocador.

Llevaba puesto un vestido blanco, casi transparente podría decir. Lo había comprado hace semanas cuando en una ocasión hice contacto visual con él, en el centro comercial. No podía dejarlo ahí después de hacer contacto visual, eso hubiera sido un crimen.

Incluso si no tenía planeado hacer nada por mi cumpleaños, en mi mente junto a esas fantasias donde Killian me daba flores; este vestido era lo que llevaba puesto. La tela es suave, un encaje blanco con bordados de pequeñas estrellas blancas por todos lados. Las estrella parecen brillar si las miras con los ojos entrecerrados. También es de tirantes, lo que no me hacía mucha gracia ya que la casa está un poco fría en las noches; sin embargo, puede que haya usado la carta del cumpleaños para que Joel encienda la chimenea del comedor esta noche.

Estaba Esperándote ✔️Where stories live. Discover now