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~Brave POV~Solo había un sofá y un microondas

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~Brave POV~
Solo había un sofá y un microondas.

El apartamento estaba en un barrio residencial. Mamá estaba tramitando para la visa de trabajo, así que debíamos olvidar la idea de comprar una casa, al menos por ahora.

California no era barata tampoco, encontrar un apartamento era toda una odisea. Sin embargo, nosotros teníamos a Peter Hazer. Con solo mencionar su apellido, las puertas se abrían; literalmente.

— Para cuando lleguen los muebles, lucirá mejor. Mamá quería pintar el salón de azul. Tengo que buscar algunos muestrarios cuando regrese.

Killian estaba apoyado en una de las paredes, observando la habitación con desaprobación.

Mi madre dejó el asunto de nuestro apartamento en manos del señor Hazer. No era una mansión, pero era un buen espacio para dos personas.

— ¿Por qué no se pueden quedar en la casa? Tenemos habitaciones de sobra. ¿Qué pasará con tu trabajo? — me preguntó pese a saber muy bien la respuesta.

Fue caminando hasta mi, arrastrando los pies como un niño pequeño por aquella moqueta de color mostaza. La moqueta habría que quitarla, ese color era espantoso.

— ¿Si te pido que pintes algo en una de las paredes de mi habitación, lo harías? — pregunté inocentemente. Sonriéndole.

Killian precionó sus labios—que estaban por alguna razón helados— en mi frente y luego me abrazó.

Supongo que ahora es un buen momento para aclarar el hecho de que estabamos juntos.

Estabamos juntos a los ojos de mi madre, a quien solo le faltó hacerle firmar un contrato legal sobre como no debe volver a romperme el corazón, y también a los ojos del señor Hazer, quien no le dió mucha importancia. Estaba un poco confundido, pero se tomó la noticia muy bien.

Estamos juntos y listos para pasar dos semanas separados. Absolutamente maravilloso.

Mi vuelo de regreso a Australia partía mañana, más o menos al mediodía. El semestre había terminado, mis exámenes también y ahora todos sabían que mi regreso no era permanente.

Pasaría una última navidad en mi verdadero hogar, junto a mi familia y regresaría con mi madre y unas cinco maletas de equipaje.

No tenemos ni idea de como traer nuestras vidas a California, pero eso tampoco nos preocupa mucho.

— ¿Qué hora es? — le pregunto a Killian cuando nos apartamos.

— Las cuatro. — suspiró. — No puedo creer que vayas a pasar tu último día en California con Kai.

Arrugué la nariz. — Se lo había prometido. Deberíamos irnos ya, tengo mil cosas que hacer.

— Tienes que pormeterme algo. — resopló. — Esta noche tienes que tener cuidado con el padre de Kai. Ese tipo es de lo peor.

Estaba Esperándote ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora