Día 12: Enfermo

2.2K 284 32
                                    

Se paseó con gracia por los pasillos del hotel, mientras tarareaba una vieja canción. Y cuando llegó frente a la puerta de su Ángel, la abrió de par en par sin molestarse en tocar. Supuso que existía la confianza suficiente para que el término "privacidad" ya no existiera entre ambos. Alastor ingresó muy sonriente a la habitación, encontrando a su pareja aún recostado y hecho bolita sobre la cama.

¡Buenos días, mi amor~! ¿Quieres...?

Pero detuvo sus palabras, aún sin borrar su enorme sonrisa de su rostro.

Ángel lo escuchó gritar, sonido que le taladró la cabeza al igual que la estática de radio que siempre emitía al hablar. Suspiró entre las sábanas sin abrir los ojos, se sentía terriblemente agotado sin saber las razones. Intentó sentarse sobre la cama con más pereza de lo nornal. Apenas lo logró, se sostuvo la cabeza con una mano por el dolor agudo en esta, estaba muy mareado... Su vista estaba borrosa y su debilidad iba en aumento.

Jadeó acalorado, algo no estaba bien...

Hasta que abrió bien los ojos y retrocedió sorprendido cuando descubrió que Alastor estaba a cinco centímetros de su rostro. El ciervo se sentó sobre la cama y posó una mano sobre su frente, el contrario entrecerró los ojos, suspirando aliviado por la frescura de sus dedos contra su piel.

Debes descansar. Te traeré medicina.

Alastor no era bueno cuidando a nadie. Pero debía al menos intentarlo, sabía que Ángel haría exactamente lo mismo en su lugar. Pero en cambio, la araña abrió sus ojos pasmado y tembló, negando reiteradamente con la cabeza.

No puedo descansar. ¿Qué hora es? Debo ir a trabajar o Val se enojará.

Faltar al trabajo no era una opción. De ninguna manera. Le asustaba... Tal vez era porque la fiebre era muy alta o algo así, pero su miedo se sintió muy real. Valentino no iba a considerar nada sobre su bienestar físico. Solo quería su trasero en el estudio. Se levantó demasiado brusco y trató de caminar hacia el baño, pero perdió el equilibrio en menos de cinco segundos...

Alastor lo capturó entre sus brazos antes de caer al piso, sus rodillas se vencieron y pudo haberse lastimado mucho. Enterró su cuerpo contra su pecho, Ángel cerró sus ojos tomando las ropas del ciervo entre sus manos temblorosas y agradeciendo que no lo haya dejado caer. Estaba tan mareado y débil... No sabía cómo podría mantener una jornada de trabajo entera en esas deplorables condiciones.

— Ni siquiera puedes mantenerte en pie. No quiero que nadie se aproveche de ti.

Advirtió el contrario, llevando su cuerpo como un peso muerto hacia la cama. Lo recostó y lo cubrió con unas sábanas, volvió a posar su mano fría sobre su frente para brindarle algo de alivio. Ángel suspiró al sentirlo, se sentía bien contra su piel que estaba ardiendo por la fiebre alta.

Val me va a castigar si no voy.

— Hablaré con él amablemente.

— Tú nunca eres amable con Val porque lo odias.

Planteó con sinceridad el arácnido, observando con las mejillas rojas a su novio y hablando bastante bajo. Alastor acarició su mejilla, secando un par de gotas de sudor. Tenía un punto, pero aún así, no podía permitir que su seguridad física corriera peligro. Estaba muy enfermo y la sola idea de que alguien se aprovechara de su debilidad le hacía enloquecer de la rabia. Sonrió de lado, de ninguna manera iba a permitir tal cosa.

Oh, es verdad. No importa, tendrás el día libre y dormirás conmigo.

— Si Val se enoja...

Ángel cerró sus ojos en medio de un estado de inconsciencia... Siguió repitiendo sus preocupaciones. Y siguió mencionando lo cruel que era su jefe cuando se enojaba o lo mortíferos que eran sus castigos. Le tenía mucho miedo, ¿Por qué no le había roto la cara a Valentino hasta ese momento?

Alastor se recostó a su lado y lo abrazó, apegando su rostro contra su pecho y acariciando su espalda con mucha suavidad.

Jamás volverá a ponerte un dedo encima, mi amor. Lo prometo.

De eso se trataba proteger o cuidar a alguien. Más precisamente a la persona que más amaba. Enfrentaría a cualquiera que atentara contra su seguridad y su bienestar.

30 Días OTP / RadioDust Where stories live. Discover now