Capítulo 44: Adiós Celeste

48 6 2
                                    

Sha sé que nunca les pongo cancioncishas por aquí pero este cap lo amerita. Bueno, iá me voy, disfruten y shoren conmigo...

...

Me duele el pecho de sólo pensar en que le ha podido pasar algo a Alec, no soportaría perderlo una vez más y que esta vez sea definitivo.

Pero entonces pensar en la madre de Max me revuelve el estómago, es una mujer que ha sufrido tanto que no puedo aceptar que Petrov se atreva a hacerle algo de nuevo; ella era prostituta en el Golden club hace muchos años, cuando Bastian apenas estaba empezando, era una mujer hermosa, pero Petrov le robó todo, sus esperanzas, sus sueños y la dejó con alas rotas.

Él la violó, la usó durante mucho tiempo hasta que conoció a Amalia, Max ya había nacido pero el trato ya estaba hecho y Bastian y Amalia se casaron, cuando Max tenía cinco años Petrov fue obligado por su esposa a dejar ir a la mujer quien ha vivido todos estos años escondida temiendo que él la encuentre, pues sin Amalia de por medio el hombre ya no tiene razones para dejarla con vida.

−La mató, mató a mi madre−la voz de Max suena ronca y quebrada. No dice más, y yo tampoco, sólo intento abrazarlo tan fuerte con puedo, no sé qué hacer o qué decir.

Siento que caemos en una espiral de dolor y recuerdos tormentosos al mismo tiempo, se siente oscuro y frío, como si toda esperanza nos abandonara en un callejón sin salida, con si nos apuñalaran el pecho una y otra vez.

Él se sacude con violencia mientras llora sin parar, y yo también lloro, porque una mujer inocente ha muerto y porque un niño asustado ha perdido al gran amor de su vida y no hay nada que pueda hacer para que deje de sufrir.

En mí se hace una nueva herida, profunda y dolorosa, duele verlo de esta forma y duele saber que ni siquiera podrá despedirse de ella, que su cuerpo nunca será encontrado y que el dolor probablemente nunca se vaya, que estará con él como una sombra. Duele saber que no podrá verla sonreír de nuevo y que nunca más podrá sentirse seguro en los brazos de esa mujer que soportó el infierno a cambio de una sonrisa suya.

Kena y Val vienen unos minutos después y nos ayudan a levantarnos, pero Max sigue llorando desconsoladamente. Se tira en mi cama y esconde su rostro entre las almohadas. Las chicas quitan de la cama todo lo que estaban usando para su manicura y lo miran con pena.

Entonces como si estuviéramos sincronizadas nos sentamos junto a él. Yo pongo mi mano sobre su cabello, no puedo evitar volver a llorar mientras pienso en lo horrible que debe haber sido la muerte de su madre, si yo pasé por tanto sólo por negarme a bailar para Bastian... ella debe haber conocido el mismo infierno antes de dar su último suspiro.

Max levanta un brazo y me abraza por la cintura, ambas chicas me miran confundidas y yo articulo la palabra Madre sin hacer ruido, a lo que Kena responde cubriendo su rostro con ambas manos y Val se tira sobre la espalda del castaño llorando a la par.

Supongo que aunque Kena y yo no tenemos una madre a la cual extrañar sabemos lo importante que su madre era para él, y Val probablemente piense en sus padres y lo horrible que sería perderlos.

Yo no sé qué más hacer, no hay palabras que puedan calmar el dolor de perder a alguien a quien amas.

El dolor simplemente se clava en tu pecho y la herida parece hacerse cada vez más grande y dolorosa, no hay modo de evadirla, sólo la abrazas y esperas a que la tormenta pase.

Estaré aquí incluso cuando todo pase, te lo prometo Max.

Comienzo a tararear una vieja canción, no recuerdo la letra, pero siento que debo hacerlo, el llanto de Max se hace cada vez más fuerte y pronto es lo único que se escucha en la habitación.

Pasa mucho tiempo hasta que las chicas se levantan y dejan la habitación en silencio.

Entonces nos quedamos a solas, y me siento extraña y perdida. Me siento como aquella chica de catorce años que tenía tanto miedo de morir como de seguir viviendo.

−¿Qué voy a hacer sin ella? ¿Qué carajos se supone que haga ahora si ella ya no estará conmigo nunca más?−sus palabras me aturden, pero más que eso es su mirada, inyectada en sangre y con todo el dolor del mundo ahí, en esos ojos tristes y soñadores.

Se levanta y camina por la habitación de un lado a otro mientras tira de su cabello pero cuando empieza a golpearse el rostro tengo que correr hacia él y lo abrazo tan fuerte como puedo.

Es el tipo de abrazo que dice a gritos: estoy contigo, y no iré a otra parte, estamos juntos en esto.

Porque eso es lo que hacen los amigos, están contigo en la tormenta y en los días soleados, en el dolor y en la alegría, te enseñan a llenar la soledad de un buen abrazo y a cambiar lágrimas por sonrisas aunque a veces se tarden más de lo esperado.

Cuando Bastian Petrov caiga no podrá dañar a nadie, nunca más.

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Where stories live. Discover now