Capítulo 51: Chicas de alquiler

34 6 3
                                    

El oxígeno no es suficiente, siento calor y frío al mismo tiempo, la vista se me nubla y mis piernas no corren tan rápido como quisiera.

Mientras voy hacia el hombre con la sonrisa ladeada me quito todos los accesorios de mi vestuario de cisne negro y termino descalza, con las medias rasgadas y la diminuta trusa negra que se siente incluso más ajustada ahora.

Todos en el burdel han dejado de hablar mientras miran cómo camino hacia Bastian con decisión y el alma rota.

Val se levanta junto a Petrov, alguien grita mi nombre pero sólo puedo ver al hombre que me mira como si fuera la situación más divertida de la noche.

−¡¿Qué carajo estabas pensando?!−grito mientras lo empujo con todas mis fuerzas tirándolo de nuevo al sofá de cuero negro. No hay nada que no haría por mi amiga, ha sufrido suficiente, no merece toda la porquería que este hombre le hace.

Él parece sorprendido, pero sonríe con malicia y se levanta con una mirada desafiante.

−No hay nada qué ver aquí amigos míos, sigan disfrutando−anuncia mientras me toma firmemente del brazo, su fuerza es superior a la mía por mucho, no puedo oponer demasiada resistencia cuando me arrastra hacia las escaleras.

Cuando finalmente logro soltarme de su agarre estamos a dos escalones de distancia, él abajo y yo arriba.

−Cuando dijiste que ya no había nada que pudiera hacer para lastimarte solo quise comprobar que fuera cierto, Kena es solo la carnada−su voz despreocupada y fría me hacen sentir náuseas.

−¿Qué hiciste con ella?−silencio, y una sonrisa de su parte, es todo lo que recibo, la angustia me consume−Te estoy preguntando, ¡¿Dónde carajos está Kena?!−pregunto sintiendo que voy a explotar en cualquier momento.

−Se la alquilé a un amigo por esta noche, prometió devolverla mañana temprano−dice con tanto desdén que creo que podría estrangularlo aquí mismo con mis propias manos.

¿Cómo puede hablar así de ella? Como si fuera cualquier objeto que puede ser usado y desechado, que no vale la gran cosa y que puede fácilmente ser reemplazado. Me aterra imaginar con qué tipo de persona puede estar la pelirroja en estos momentos, me aterra imaginar que mañana temprano puede no regresar en una sola pieza, que podría regresar rota en mil pedazos más o que puede simplemente no volver.

No imagino un mundo sin ella a pesar de que este mundo no merece a alguien así de bueno.

Dios, quiero salvarla, necesito hacerlo, al menos esta vez

−Yo a cambio de ella, ese fue nuestro trato−le recuerdo mientras doy media vuelta hacia la salida.

−Llévala al Four Seasons, ella sabe qué hacer, tráelas de vuelta a ambas−lo escucho decir cuando abro la puerta hacia el burdel.

Todo es música, risas y un olor a tabaco, alcohol y colonia de hombre.

Corro entre la multitud de personas que parecen haberse puesto de acuerdo para no dejarme salvar a mi amiga.

El aire se siente más pesado de lo normal, creo que voy a desmayarme.

Alguien me llama, pero no puedo reconocer de dónde viene o quién es.

−Vamos, no tenemos mucho tiempo−es Theo, puedo ver mi propia desesperación reflejada en sus ojos.

Me toma de la muñeca y corremos hacia la salida.

Los guardias en la puerta se tensan al vernos, Theo con discreción levanta el puño derecho y ambos asienten para dejarnos salir.

Afuera hace un frío infernal, mi respiración entrecortada hace eco en el estacionamiento que está más lleno que de costumbre.

Después de ahí todo pasa muy rápido, nos subimos al auto, yo siento muchas ganas de llorar pero me contengo y aferro mis manos al cinturón de seguridad.

Cada segundo se siente como una eternidad.

¿Seguirá con vida? ¿Está herida? ¿Con quién está? ¿En qué habitación la tienen encerrada?

Semáforo en rojo. Silencio. Mi mirada nublada por las lágrimas que me obligo a retener.

−Toma, hace frío−me dice Theo, es la primera vez que habla desde que salimos del burdel.

Pone sobre mi regazo su abrigo negro que inmediatamente me ayuda a entrar en calor.

−La encontraremos, te lo prometo−me asegura poniendo el auto en marcha de nuevo.

−Sabes con quién está, ¿No es así?−le digo mientras me pongo el abrigo.

−Vi cuando Ryan Walsh se la llevó−dice, sus nudillos se tornan blancos sobre el volante.

Yo dejo de abotonar el abrigo y por un momento me siento mareada.

Esto tiene que ser una maldita pesadilla.

...
Este capítulo es una pequeña muestra del cariño que siente nuestra chica sin nombre hacia Kena 🖤

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Where stories live. Discover now