El Comienzo

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Narra la Narradora

Ocho jóvenes apenas llegaban al pueblo de Karmaland, alguno de ellos que se conocían y otros no, los ocho escucharon del pueblo y tomaron la misma decisión de llegar a vivir ahí. Despues de que hablaran y se conocieran un poco, un anciano llamado Merlón les dio la bienvenida y les dijo a cada uno en qué lugar podrían hacer su casa, les dio comida y pocas herramientas, ya que por las noches salían monstruos en busca de muerte.

Despues de un muy corto recorrido cada uno se separo para ir a su zona, Mangel tratando de encontrar la ubicación de su zona, se quedo parado analizando cada prado, fue ahí cuando Lolito aprovecho y se acercó a él.

-Mangel!. -hablo acercándose al peli negro, este al instante se giró con una sonrisa.

-Lolo, que pasa?. -pregunto volviendo a mirar el prado esta vez acompañado por el peli rojo.

-bueno, se que apenas nos conocemos, pero será que podemos vivir juntos?. No será para siempre, es solo que no tengo ni idea de luchar ni de como construir. -hablo un poco apenado, al instante Mangel, sonrió un poco y poso su brazo por sobre los hombros de Lolito para acercarlo a su cuerpo.

-pues claro que puedes Lolo, mejor ayúdame a encontrar una zona para construir una casa, en nada se hace de noche. -dijo amigable haciendo que el peli rojo riera un poco.

Ambos bajaron del lugar de encuentro y fueron a un pequeño bosque, ahí Mangle le enseño a Lolito lo básico, despues se pusieron a talar arboles y entre los dos comenzaron a hacer una casa entre risas, así hasta que cayo la noche y orgullosos de su trabajo se encerraron para no ser atacados...

Al día siguiente todos los Héroes, despertaron temprano para seguir en las construcciones de sus casas, Luzu y Alex picaban piedra juntos, Mangel le enseñaba cosas a Lolito, Fargan y Willy estaban en sus cosas, así hasta llegar a donde Rubius, que no se preocupo mucho en su casa, simplemente puso cuatro paredes, un techo y una puerta, nombrando ese pequeño lugar como su casa.

Satisfecho con su hogar temporal, decidió aprovechar este día para ir a una mina a picar, así que se encontraba un poco agachado minando por un túnel, hacia un túnel derecho, trabajando a la suerte para encontrar algunos minerales, pero en vez de eso se encontró con un grupo de zombies, con su poca experiencia saco su espada de madera y comenzó a matar a cada uno de ellos.

-una zanahoria!. -grito al ver como el quinto zombie que mato le dio este regalo.

Se agacho, tomo la zanahoria y se volvió a parar emocionado, pero no recordó lo pequeño que era la altura así que se dio un golpe en la cabeza. Al instante maldijo y se sentó en el túnel mientras colocaba una mano en su cabeza, lo único bueno era que no salía sangre, un poco aturdido coloco una antorcha a su alrededor y decidió descansar en ese mismo lugar, cerrando sus ojos para dormir, aunque sea un poco...

Un goteo incesante había logrado despertar al rubio, un poco molesto abrió los ojos viendo como gota tras gota caía del techo, se levanto de ese lugar y mejor decidió salir en busca de Mangel, saber como le había ido en la noche anterior y si necesitaba algo.

Al salir de la mina se coloco un gorro para tapar sus sobresalientes orejas de oso, al asegurarse que estas no estuvieran a la vista salió caminando por el prado, como conocía bien a su amigo, sabia en que lugar había hecho su casa, 2 años de amistad le habían dado la habilidad de predecir casi todo lo que hará Mangel. Mientras caminaba se encontró a un chico azabache, al instante se le quedo mirando, viendo como después de unos segundos este lo vio dedicándole una sonrisa mientras se acercaba.

-Rubius, cierto?. -pregunto con su sonrisa viendo al rubio directamente a los ojos.

-correcto, tu debes ser Vegetta. -el oji morado sonrió mientras asentía.

RubegettaWhere stories live. Discover now