Alaisimo Tuyo

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Narra Rubius

Abrí mis ojos, no me había sentido tan bien descansado en estos días, me moví un poco dándome cuenta que aun estaba en el pecho de Vegetta, este aun dormido. Con cuidado de no despertarlo me levante, busque entre mis cajones y saque mi ropa.

Al ver que seguía dormido, me empecé a quitar la ropa, incluyendo mi gorro de oso, al instante moví mis orejas y cola, despues de mucho tiempo dolían por no tenerles su espacio, sin arriesgarme me volví a poner todo y esconder mis orejas.

-Vege, despierta. -hable moviéndolo, al instante abrió sus ojos y me miro con una sonrisa.

-cuanto tiempo estuvimos dormidos? -pregunto tomándome del brazo y acostándome en la cama, empezando a hacerme cosquillas.

-para!, para!, creo que es medio día!. -hable riendo, al instante él paro riendo.

-dormimos tanto? -yo asentí con una sonrisa.

-si, hace días que no dormía tan bien. -hable parándome de la cama.

-pues claro, dormir conmigo es lo mejor. -al instante reí un poco sonrojado, odio mi mente pervertida. -...entonces iras a lo de Mangel?.

-es lo mejor, vamos, te puedo acompañar antes de que nos separemos. -hable, él asintió y ambos nos paramos.

Salimos de mi casa y mientras caminábamos comenzábamos a hablar, hacíamos bromas y me daba unos cuantos consejos, así hasta que llego el momento de separarnos, nos despedimos y sinceramente no me fije a donde se iba. Decidí restarle importancia, toque la puerta de Mangel, este me abrió por lo tanto le hice señas de que me siguiera.

-que pasa Rubiuh?. -pregunto cuando nos sentamos en un tronco, al lado de su casa.

-simplemente tenia que hablar contigo, es algo que me ha estado poniendo mal. -hable doblando mis piernas y abrazándolas.

-dime que es, por algo soy tu mejor amigo. -hablo poniendo su brazo sobre mis hombros, sentí punzadas en mi corazón.

-es por eso mismo, Mangel, recuerdo cuando nos conocimos, recuerdo todos los días que pasábamos juntos y todos los momentos que pasamos juntos, recuerdo todo eso y mi corazón late, desde el primer momento mi corazón latió por ti. -hable soltando todo, al instante él se quedo callado, sin evitarlo grite. -Mangel me gustas mucho!, me enamore de ti desde que nos conocimos!. -al instante retire su mano y lo abrace.

Sin querer solté unas pocas lágrimas, mi corazón latía con rapidez y me sentía nervioso, él me correspondió por un momento para despues separase, coloco sus manos en mis mejillas y limpio estas, quitando las lágrimas que tenía.

-no lloreh por esto Rubiuh...-hablo sin soltar mis mejillas para despues comenzar a acercarse...

Narra Lolito

Limpiándome un poco, regresaba a mi casa con mi nuevo esposo, aun no se como hacer esto y todo, así que llegaba despues de ayudar a dormir a unas amigas del pueblo. Apenas me acerco, veo como mi niña tenía sus manos en las mejillas de Rubius y se iba acercando, un poco celoso me acerque a ellos.

-hola Rubius, hola mi niña, cuando acaben lo que sea que hacen, te espero en casa Mangel. -hable llamando la atención de los dos.

-Rubiuh, yo te quiero demasiado, y no quiero que lloreh por esto, siempre seré tu mejor amigo, espero que encuentreh a alguien que te haga feliz, yo ya lo soy con Lolito. -le dio un beso en la mejilla y se paró caminando donde mí. -entremoh juntoh mi niña. -hablo inclinándose un poco para besarme.

-esta bien, adiós Rubius. -hable tomando de la cintura a Mangel, entrando con él a la casa...

Sentía un poco de lastima, pero también debe entender que ahora Mangel era mi esposo, lo mejor era que no intentara nada con él, igual mi niña no siente nada por él, que se vaya desilusionando rápido y no dañe nuestra relación...

Narra Vegetta

Miraba atento desde los arbustos, mi mejor decisión fue seguir a mi Ozito, me enojaba ver como esos dos se metieron a la casa dejándolo solo, sin importarles que estuviera llorando, simplemente entraron sin importarles nada.

Sin pensar en nada, salí de los arbustos y me senté a lado de Rubius, él al verme me abrazo, llorando con confianza en mi pecho, sintiendo pequeñas punzadas en mi corazón, lo abrace acariciando su espalda...

-ya te sientes mejor?. -pregunte despues de unos minutos, él levanto un poco su mirada asintiendo. -...esta bien, quiero pasar la tarde contigo, así que vamos a mi casa...

Él solo asintió limpiando sus lágrimas, lo cargue y lo monte en mi espalda, como su fuera un caballo y él estuviera montándome, mientras caminaba a mi casa, comencé a hacer bromas y levantar su ánimo, en este tiempo lo hice reír un poco, así que me daba por bien servido.

Al llegar abrí la puerta y lo senté en el sofá, como no había mucho para hacer, nos pusimos a elegir una película, vimos una que nos llamó la atención a los dos, así que las pusimos y rápidamente preparé palomitas.

Al tenerlas listas, me senté a su lado, él acostó su cabeza en mi regazo y yo me dedique a darle caricias en su cabeza mientras comíamos poniéndole atención a la película, esta era de comedia por lo tanto le subiría mucho el ánimo...

-ya se esta haciendo un poco tarde, te quieres quedar a almorzar?. -pregunte cuando finalizo la película, él se sentó y se estiro un poco.

-me agrada la idea. -hablo mirándome, al instante nuestras miradas se quedaron conectadas.

Simplemente no pude quitar mi mirada de sus ojos verdes, desde el principio me parecieron hermosos, un tono que nunca había visto en nadie, entre más segundos pasaban él y yo nos íbamos acercando de a poco, cada vez sintiendo su respiración.

Ambos comenzamos a cerrar nuestros ojos, nos acercamos a tal punto que podía rozar sus suaves labios, al instante mi corazón se aceleró, iba a dar el primer paso, pero el timbr4e sonando hizo que los dos nos separáramos de golpe.

-iré a ver quien es. -hable parándome del sofá, viendo como sus mejillas estaban un poco coloradas.

Salí de mi mansión y camine a la muralla, en este lapso trataba de calmarme, mi corazón seguía latiendo con fuerza y no dejaba de pensar en lo ultimo que paso, aunque ahora maldigo al que interrumpió este momento tan especial.

-Luzu, a que se debe tu agradable visita. -hable apenas abrí la puerta.

-amanecimos sarcásticos, eh Vegettita. -hablo con una sonrisa burlona. -vengo a hablar un tema contigo, gracias por dejarme pasar.

Al decir eso entro antes de que las puertas se cerraran, yo solo suspire y ambos entramos a la mansión, él saludo a Rubius y se sentó para empezar a comentarme de un trato que tenía...

Despues de unos minutos, nos despedimos y Luzu salió, al quedarnos solos lo volvía a mirar, aun tenia esa necesidad de besarlo, suspiré y desvié mi mirada de él.

-voy a la cocina, aun me debes un almuerzo. -hablo parándose, mirándome con una pequeña sonrisa.

-si tienes hambre avísame cabezón, ya lo iré a preparar. -hable tomándolo del brazo, evitando que se fuera.

En ese momento los dos quedamos muy juntos, sin evitarlo lo tome del mentón y junte nuestros labios, sus labios se sentían tan dulces y suaves, era una sensación muy adictiva, comencé a aumentar de intensidad, esta vez haciendo que nuestras lenguas comenzaran a jugar, así hasta que nos separamos por la falta de aire.

-...iré a hacer el almuerzo...-hable al separarnos, no sabía que decirle.

-...Vege...-al escuchar su voz lo mire.

Al instante volvió a juntar nuestros labios, tomando otra vez la intensidad de antes, rápidamente coloque mis manos en sus muslos y lo alce, él enrollo sus piernas en mi cadera aun besándome, entre el beso sonreí y fui caminando a mi habitación. Al llegar cerré la puerta de una patada, lo acosté en la cama quedando encima suyo...

RubegettaWhere stories live. Discover now