CAPÍTULO VEINTITRÉS: MENSAJES

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Edwin se había quedado con ella toda la noche, haciéndole compañía y turnándose para dormir.

Archie había sido llevado a su habitación y Ness —después de un día entero— seguía sumida en sus sueños sin despertar.

—Va a estar bien Keera—escuchó a Edwin murmurar mientras depositaba una bandeja con comida en una de las mesas auxiliares.

—Ya tendría que haber despertado— susurró ella de regreso tomando una taza de té.

—Si es lo que creemos que es— comenzó diciendo Edwin, llamando así su atención —El desgaste de energía fue demasiado, esa clase de poder Keera...

—Lo sé— respondió ella rápidamente, evitando así que dijera lo que pasaba por su mente.

Aunque todos sabían a qué se refería, parecía como si ninguno se animara a decirlo en voz alta.

Ness era más que una bruja.

Más que los lobos.

Más que los vampiros.

Más que la guardia de Dios.

Y aquello no era para nada bueno.

Los que eran como ella tenían distintos nombres: se los conocía como dioses, ángeles, demonios, entre otros, sin embargo el que predominaba era supremos.

Aquellos que poseían el poder de Ness eran llamados de aquella manera; no se conocía mucho de ellos, tanto así que se creían extintos por lo menos hasta ahora.

Lo único que se sabía era que sus poderes eran superiores a cualquiera de los reinos de Gaia y si aquella noticia se esparcía, todos querrían tenerla bajo su poder.

Keera no permitiría aquello, sobre su cadáver dejaría que le hagan algo a Ness.

—No dejaremos que se le acerquen Keera— susurró Edwin poniendo una mano sobre su hombro leyéndole el rumbo de sus pensamientos.

—Lo sé— contestó ella de regreso.

Luego de unos minutos de silencio, en los que los dos observaban a Ness dormir Edwin rompió el silencio:

—Tengo que ir a atender unos asuntos ¿Me llamas cualquier cosa?

—Si tranquilo, no me moveré de aquí— respondió ella con una débil sonrisa.

Pasados unos minutos, en lo que lo único que se escuchaba era el piar de los pájaros del exterior, el movimiento de Ness en la cama llamó su atención.

La niña revoloteo sus pestañas con dificultad, teniendo en cuenta que era entrado el mediodía y el sol se colaba con fuerza por las ventanas.

—Nessy cariño ¿Estás bien?— murmuró Keera pasando su mano por su frente.

—Hum— murmuró ella haciendo una mueca de dolor cuando quiso sentarse.

—No Ness no hagas eso, quédate quieta— susurró Keera, haciendo que se eche hacia atrás —, iré a por Marvin.

Ness simplemente asintió, volviendo a cerrar sus ojos y comenzando a respirar de manera agitada.

Salió a gran velocidad de la habitación, no sabiendo muy bien hacía donde tenía que dirigirse para encontrar al médico.

Girando por uno de los pasillos terminó chocándo con un torso musculado que la detuvo por los codos evitando que cayera.

—¿Keera?— murmuró Belial sorprendido —¿Qué sucede?— preguntó viendo el estado nervioso que llevaba.

El Mundo de GaiaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum