Capítulo 4 "Inicio de mi sufrimiento"

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*Nota: el vestido es el que usa Megan solo que en blanco, ignoren a la modelo.

Finalmente el día había llegado.

Hoy me uniría en matrimonio con un ser tan despreciable como lo es Adam Lümbitz.

Se supone que éste sería el día más feliz de mi vida, por fin estaría con el hombre que realmente amo, sin embargo me encuentro siendo peinada, maquillada y vestida para formalizar un negocio.

Porque eso es exactamente este teatro. Un negocio.

La puerta de mi habitación fue abierta y por ella entró mi padre, digo Mason.

- ¿Podrían dejarnos a MI hija y a mi a solas por favor?

- Descuide, ya terminamos.

Al salir todo el personal papá se acercó a mi y tomó mis manos.

- Sé que estás resentida conmigo, por ocultarte algo importante... Tal vez no fue la mejor forma de enterarte, pero no podía seguir callando esto.

- Todos estos años - dije con algo de nostalgia - Solo quería entender por qué mamá me odiaba. No recuerdo un solo día en que no me gritara o me despreciara... para ella solo era Logan y confieso que llegué a envidiar a mi hermano porque él si recibía todo el amor que a mi me negó - a este punto no me importaba arruinar el maquillaje y parecer un mapache - Nunca recibí un abrazo, una felicitación por una buena nota...  y enterarme que soy el resultado de un acto abominable - me cortó de inmediato.

- No digas eso, es verdad que tu madre no te amó pero yo si te di todo mi cariño y hasta más. Te cargué en mis brazos cuando naciste, te cuidaba, estuve junto a ti cuando diste tus primeros paso... tu primera palabra fue papá - ambos teníamos lágrimas rodando en nuestras mejillas - Y te juro que aunque no lleves mi sangre, te cases o decidas escaparte yo siempre te voy a apoyar porque tú Megan eres MI hija, eso nada ni nadie lo va a cambiar.

Luego de la conversación tan emotiva que tuvimos, salimos a la iglesia en que se llevaría a cabo la ceremonia.

Durante todo el trayecto mis nervios aumentaron, más cuando aparcamos frente a la entrada y todos estaban listos para que entrara.

- Si no te sientes bien podemos escaparnos hija - decía mi papá, sin embargo recordé  las palabras de Adam, en que amenazó con enviar a mi padre a la cárcel si no cumplía.

- No, no voy a permitir que alguien les quiera perjudicar.

Las puertas de la iglesia se abrieron y la marcha nupcial comenzó a sonar.

No sé en que momento llegué al altar.

- Estamos aquí reunidos para celebrar que estas dos personas han decidido unir sus vidas en sagrado matrimonio. Megan, Adam ¿Han decidido ustedes dar este paso muy importante por su libre voluntad?

- Si.

No quise contestar, pero sentí una presión muy fuerte en mi brazo derecho, donde se encontraba la mano de Adam.

- Si.

El resto de la ceremonia fue fatal, pues al momento de decir nuestros votos, una lágrima de impotencia fue lo que rodó en mi mejilla.

Adam no se quedó atrás. Luego de decir sus votos y que el sacerdote nos declarara marido y mujer, su boca atacó la mía en un beso que se tornó violento, pero los demás presentes notaron que yo no le correspondí.

El lugar de la recepción era bellísimo, la pista de baile, la mesa de los novios, todo era perfecto. No para mi.

Mientras todos festejaban yo me moría por dentro.

- Su atención por favor - dijo mi "esposo" llamando la atención de todos los presentes - Mi esposa y yo queremos agradecerles el hecho de que hayan decidido acompañarnos en este día tan importante, por eso quiero proponer un brindis en su honor. Por ti "mi amor"

Una vez que todo el teatro acabó, fuimos a mi casa a despedirnos de todos.

Papá me dio un fuerte abrazo, de eso que no quieres que se acaben nunca y Logan estaba devastado.

- Para mi siempre vas a se mi pequeña pulga, no importa donde te encuentres, yo iré y te prometo no fallarte.

- Gracias idiota - su abrazo fue aún más emotivo que el de papá y no pude evitar soltar una que otra lágrima.

- ¿Y... de mi no vas a despedirte hija?

Me sorprende que mamá me hablara, pero no quise hacerle un desaire.

- Adiós mamá - y sin más mi esposo me arrastró hasta el auto, en el que iríamos a no se dónde.

- Espero que al llegar a nuestra casa te sepas comportar como la señora de la casa y cumplas con todas tus obligaciones de esposa.

Decidí no contestarle porque la más probable era que termináramos discutiendo.

Llegamos a  nuestro destino y de inmediato una fila de empleados nos recibieron y llevaron nuestro equipaje a la habitación.

Estaba agotada física y mentalmente, así de decidí darme un baño con agua caliente, luego me coloqué un conjunto de ropa interior color marfil y un camisón de tiras del mismo color.

Estaba acomodando unas cosas cuando escucho la puerta cerrarse y unas manos se posan en mi cintura.

- Pensé que nunca lo diría pero - hundió su nariz en mi cuello y aspiró mi aroma - Luces muy sexy con ese camisón.

Sentí mucho asco cuando su lengua se paseó por todo mi cuello hasta dejar una marca, de inmediato me solté.

- Te dije que aunque sea tu esposa nunca me vas a tener.

- Parece que aún no entiendes - arrastraba las palabras mientras hablaba y se quitaba su camisa, pantalones y zapatos - Ahora tú eres MÍA, no te vas a escapar de mi.

Me tomó fuertemente del brazo y me dejó caer en medio de la gran cama matrimonial, seguido sus manos rasgaron mi camisón para atacar con su boca mis pechos.

- ¡Déjame! ¡No me toques que me estás lastimando Adam!

No quiso escucharme, con una mano tomó mis muñecas y las puso sobre mi cabeza, mientras que con la otra se deshizo de mi sostén.

- ¿Sabes? Me encantas tus pechos, tienen el tamaño perfecto - dicho eso mordió fuertemente mi pezón provocando un grito de dolor.

- ¡ADAM NO ME HAGAS ESTO POR FAVOR! - por más que le rogaba nunca quiso escucharme.

Cuando menos lo esperé ya me encontraba totalmente desnuda y Adam me penetraba salvajemente.

- ¡¿Es así como quieres que te trate?! ¡Oh... estás muy apretada! ¡Mmmm, me... encanta!

Mis lágrimas caían sin ningún control, sus embestidas eran rápidas y violentas, una, dos, tres, cuatro, cinco, no se cuantas más dio para luego correrse dentro de mi.

- No quería llegar a esto... pero que te quede bien claro, de ahora en adelante vas a cumplirme como mujer y si esto no fue suficiente, lo haré las veces que me de la regalada gana. ¿Entendiste?

No era necesario responder. Solo supe que hoy dio inicio mi sufrimiento.

Aunque duelaWhere stories live. Discover now