Capítulo 5 "Nunca lo entenderás"

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Adam

Después de que tomé a Megan por la fuerza fui a mi despacho y me encerré, iba a tomar tanto que no podría levantarme.

Admito que lo que hice no tiene nombre, pero estaba cegado por el rencor que por un momento creí ver que era Paulina a quien yo estaba embistiendo, no medí mi fuerza, incluso creo que le hice aún más daño.

La familia Coleman me convirtió en un ser tan despreciable.

Me tocará esperar hasta mañana.

Megan

Desperté con un fuerte dolor en mi entrepierna, los recuerdos de anoche llegaron a mi de forma inmediata.

Adam ebrio.

Adam rasgando mi camisón.

Adam abusando de mi.

Solo recordarlo me provocó náuseas y corrí al baño, estuve diez minutos con mi rostro cerca de la taza del wc y luego me di una larga ducha.

Observé mi cuerpo lleno de marcas y moretones, el dolor fue disminuyendo poco a poco hasta que salí de la ducha.

Decidí vestirme con unos jeans azul oscuro, una blusa sin mangas color gris y unas sandalias bajas, mi cabello lo dejé suelto para que se secara al natural.

Bajé y me dirigí a la que creo que es la cocina, me encontré con una señora de aproximadamente cuarenta años, algo baja y con su cabello mostrando algunas canas, quien sonrió al verme.

- Buenos días señora Megan, me llamo Maeve y soy el ama de llaves de esta casa. ¿Le sirvo el desayuno?

- No gracias, no tengo hambre - observé todo al rededor y me sorprendí al no ver rastros de Adam - ¿Sabe si mi esposo está en casa?

- No, salió desde muy temprano pero prometió volver a la hora de la comida.

Por mi que se quede dónde sea que esté ese desgraciado.

- Disculpe que me meta pero ¿Se siente bien? Lo digo porque está algo pálida.

- No se preocupe Maeve, tal vez solo necesito tomar un poco de sol.

- Puede ir al jardín y si lo desea le llevo una limonada.

- Gracias, es muy amable.

- De nada señora.

Unos minutos después Maeve llegó con mi limonada.

- Maeve, tengo curiosidad en saber si mi esposo tiene parientes o algo.

- Sus padres, su hermana y su cuñado viven en Frankfürt. Él se mudo aquí hace un año. ¿Por qué la pregunta?

- Es que me desconcertó el hecho de que ningún familiar estuvo presente en nuestra boda.

- ¿Cómo? ¿Se casó y no le dijo a su familia?

- Así parece, pero no importa.

- En cuanto la señora Helena y el señor Arthur se enteren vendrán corriendo a reclamarle y ni se diga de la niña Laura.

- No le comentes nada de esto ¿Si?

- Descuide, ¿Segura que no quiere algo de comer? Tal vez un poco de fruta.

- Estoy bien Maeve, no te preocupes.

- Como diga, si necesita algo no dude en llamarme.

Desde hace días no estoy comiendo bien y recordar lo sucedido me revuelve el estómago.

Me relajó mucho estar al aire libre, ver el hermoso verde del jardín y también la piscina.

Estuve tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta el momento en que Adam llegó y puso sus asquerosas manos en mis hombros.

- Veo que encontraste algo que hacer en mi ausencia.

- Suéltame, no quiero tenerte cerca de mi.

- Vamos cariño, ahora estamos casados. Debemos guardar las apariencias ante todos, incluso ante mi familia.

- No te preocupes - escupí con odio - Estoy más que clara con esto.

- En ese caso, vamos a comer. Necesito hablarte de unas cosas que tienen que ver con la empresa de tu padre.

Decir que en la comida la tensión era asfixiante es poco, solo se escuchaba el sonido de los cubiertos y una que otra frase.

- Hablé con mi abogado esta mañana, me dijo que la procesadora va mejorando debido a algunos manejos que tu padre hizo anteriormente y hasta ahora están dando resultados.

- Entonces ¡¿Mentiste?! ¡¿Amenzaste a mi padre y a mi con tal de que aceptara casarme contigo?!

- No es lo que quise decir...

- ¡Entonces explícate! ¡¿Cómo fuiste capaz de recurrir a algo tan bajo?!

- ¡ESCUCHA! ¡Si supe desde un principio que existía la posibilidad de que se recuperara pronto, pero no imaginé que nos traería problemas!

- Ya no se si creerte, me mentiste. Debes estar contento, me tienes atada a ti de por vida y a mi familia en la palma de tu mano. No entiendo cuál es tu objetivo con esto, que ganarías tú.

- Y nunca lo entenderás, así que acostúmbrate. Por cierto, mi familia llega la próxima semana y te voy a pedir que te portes con moderación.

- ¡Vete al infierno!

Me levanté y corrí a encerrarme en mi habitación, le puse el seguro y me solté a llorar.

Fui usada para complacer a un hombre que no tiene ni un ápice de humanidad.

Me hizo creer que mi padre estaba por caer en la ruina cuando no era del todo cierto. Adam es un hombre con muchas cartas bajo la manga.

Pero no voy a dejar que me humille a su antojo, no lo voy a permitir.

Aunque duelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora