Dos

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— ¿Es comunista?

— ¿Perdona? – dijo dudoso el oficial. Se puso más rojo de lo que ya estaba y todo su cuerpo se relajó inmediatamente.

Tal vez se había echo una mala perspectiva de el chico desde un principio. Era su nuevo compañero y ya lo confundía con un depravado sexual.

— te perdono, ¿Eres ruso? ¿no?  Volkov no es un nombre muy español

— Viktor Volkov — Corrigió algo serio. – ¿Por ser ruso soy comunista?

— ¿Vamos a hablar de etiquetas? Comisario de policía, menos mal que no soy negro.— respondió amenazante Horacio.

— ¿Y el comunista soy yo? – preguntó desafiante y ofendido.

— Pues, no sé, yo tan sólo te preguntaba. — aclaró bajando los hombros. – Quería romper el hielo. — mencionó deslizando el dedo indice por la orilla del lavamanos.

— ¿Me está coqueteando?

— ¿Qué? Tan sólo te pregunte si eras ruso, ¿Tú me estás coqueteando a mi? — Horacio puso una mano en su pecho fingiendo estar ofendido y hacer una mueca para luego dibujar una sonrisa de malicia en su rostro.

El policía se quedó estático y se sonrojó aún mas que ni si quiera pudo mirar a Horacio al rostro después de esa "conversación " que realmente lo había avergonzado. Tenía la cabeza hundida entre los hombros y quería que lo tragara la tierra,miro cada esquina sin poder quitar la vista de cualquier parte que no sea el de moica.

Para su buena suerte, Gustabo paso por esa puerta con el teléfono en los bolsillos y con una sonrisa en su rostro.

papu arrestó a Emilio, jaja – fue lo primero que dijo al entrar por la puerta Gustabo.

¿Qué? – rió también Horacio – ¿Y como pasó eso?

— Cuando estemos en casa te cuento – respondió cambiando la mirada para ver a Volkov que seguía ahí parado algo incómodo y sonrojado — wow, Volkov ¿Está bien? lo notó algo rojo, ¿tiene fiebre o algo? – Horacio rió para sí.

– No,no, sólo sigamos — dijo caminando a paso rápido aún si mirar a Horacio que seguía con una mirada coqueta en el rostro, dejando a los hermanos solos en el baño.

— wow, ¿que le dijiste?

— Nada nuevo, créeme. – afirmó Horacio despreocupado.

Después de presentar cada zona y despacho de toda la comisaría, llegaron a la entrada de esta, donde había mucha gente que quería poner denuncias o hablar con el superintendente. Horacio y Gustabo estaban golpeando una máquina de sodas para que se averiara y poder sacar sodas gratis.

Volkov se había distraído atendiendo a la gente ya que no habían tantos oficiales en comisaría, a lo que estaba un poco lleno. Luego el comisario notó como el montón de gente que esperaba ser atendida empezaron a rodear a los hermanos que habían roto la maquina de sodas y como todas las latas estaban tiradas en el suelo.

— Joder... – hablo mirando la masacre que habían echo. Camino a paso pesado hacía los dos y frunció el ceño — ¿Pero que coño hacéis? — preguntó devastado.

— Queríamos una soda. – dijo Gustabo abriendo una lata para luego llevarla a su boca y beberla.

Volkov estaba ahí parado esperando que su jefe lo matara ya que dejo solos a sus hijos y con su desastre con la maquina de sodas. Era cosa de segundos para que le llegara un porrazo en la cabeza. Horacio por su parte, estaba bebiendo dos latas al mismo tiempo y guardo algunas en su pantalón. Se fijó en su ruso que parecía estar asustado, era obvio que su padre le echaría la bronca y no sé le ocurrió que decirle, quería ayudarle de alguna manera. Se agachó, recogió una lata, la abrió el cierre metálico con un chasquido y se la dio.

The police cry a lot [Volkacio]Where stories live. Discover now