Siete [🔞]

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La pareja de policías seguían apoyados en la patrulla besándose lo más profusamente que se permitían.

No era salvaje e intenso como la primera vez que se besaron, por lo menos por parte de Volkov, que está vez se esforzaba por que fueran mas lentos y sutiles con las caricias que le daba a Horacio. No sabía ni porque se esforzaba en algo tan burdo como un beso, en que fuera tan suave y placentero, tal vez esa era la prueba de que estaba bajo los efectos del alcohol.

En su lugar llenaba su cuello de besos suaves y algo torpes debido a lo mareado que se encontraba. El menor ante esto sólo jadeaba con sus rostro colorado y nervioso hasta que Volkov llegara a su boca de nuevo y pusiera sus labios encima de los suyos suavemente para intensificar no tan bruscamente el rose de labios, no dejaba de disfrutar como su comisario le comía la boca de todas las formas que podía imaginar.

Le siguió besando mientras abrazaba por el cuello al mas alto tratando de poder juntar mas sus bocas lo cual, ya era casi imposible, aunque Volkov no se detenía, no podía detenerse a no ser que Horacio se lo pidiera, tomando las caderas de este mismo y juntado sus miembros por encima de la ropa.

Podían estar ahí toda la noche, besándose y acariciando cada parte de su cuerpo. Si no fuera porque Horacio no se sentía satisfecho con tan sólo comerle el morro en secreto al primer comisario de su padre.
Volkov a pesar de ya tener un bulto entre sus piernas hace unos minutos no quería presionar a Horacio para que hiciera algo que no quisiese, no quería arruinar a la que podría ser su primera vez.

Los besos no paraban, las caricias tampoco y estas alentaban a el menor a no poder soportar tres besos de su comisario sin actuar, por que vaya que lo quería. Sacó levemente una mano del cuello pálido y frío, el cual seguía muy concentrado en besarle apasionadamente hasta que sintió la mano del menor en su miembro el cual estaba caliente y palpitante. No lo había ni notado, ya esa tibia mano se movía de arriba y abajo tomando su miembro no tan fuerte. Ahí fue cuando supo que llegaría a más, que su oficial alumno quería llegar a más.

Al sentir como Horacio se metía en su pantalón negro con dificultad de su cinturón el cual, al darse cuenta de aquello se desabrochó rápidamente sin parar de besarle la boca y el cuello dejando más a la vista el falo por debajo de su ropa interior que Horacio no iba a dejar de masturbar.

Volkov ya estaba claro que iban a llegar a más a este punto. Estaba nerviosisimo, esto es su país era más que un crimen, nunca imaginaría que acabaría así; sacando jadeos de apoco por la mano de otro chico.

— E-espera. — le separó Volkov agitado, alejando el rostro y su mano del contrario

— ¿Qué sucede? – preguntó Horacio sonrojado y confundido.

— Le tengo que confesar algo señor Horacio. — comentó complicado el ruso que seguía nervioso por todo lo que estaba ocurriendo entre ambos.

— ¿Qué cosa?

— Bueno... la cosa es que yo... — hablo apenas con nerviosismo – Yo nunca había... — Horacio levantó una ceja confundido esperando una respuesta. Volkov suspiró y sacó — es la primera vez que me encuentro en una situación así ¿Me entiende?

Horacio pensó unos segundos a lo que se refería.

— ¿Usted es casto? — le preguntó atónito ante su reciente confesión.

Él sólo asintió sonrojado y avergonzado.

Horacio frunció los labios y enroló una pequeña sonrisa en su boca, para luego tomar la mano de Volkov que se encontraba en su misma cintura para entrelazar sus dedos de una forma suave y dulce.

— Ahora creo que me gustas más, macho — admitió mirándole a los ojos con ternura.

— ¿Por qué soy casto?

The police cry a lot [Volkacio]Where stories live. Discover now