Once

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Horacio tomó una ducha, logro sacar al ruso de su cabeza y poder distraerse. Se quedó hasta tarde viendo televisión con su hermano, y conversando con el planeando que era lo que iba decir a su padre, ya que Horacio no contestaba sus llamadas hace días.
Pero no llegaron a nada, sólo Gustabo le confirmo a su hermano que Conway estaba furioso con él pero había logrado persuadirlo para que no sospechara de lo que sucedía con su comisario.

Al día siguiente cuando les tocó llegar a comisaría para equiparse con armas y cambiarse el uniforme Gustabo hizo todo lo posible para su hermano que estaba sensible por todo el asunto no se encontrara con el comisario, trataba de pasar primero que el antes de entrar a las taquillas para revisar si el ruso no se encontraba ahí y que Horacio pasara sin ningún problema como también tratar de que nadie le mencionara en su presencia. Fue sencillo, el ruso ni si quiera se dio el trabajo de enviarle un mensaje a Horacio, ni tampoco estuvo en comisaría ese día.

El real problema, y lo que realmente acomplejaba a Horacio era las explicaciones que le tenía que dar a Conway. Nunca le tuvo miedo como tal a su padre,pero fue porque nunca le había desobedecido de tal manera; siempre fue travieso pero nunca rebelde con él. Él corazón se le paró cuando lo llamó a su despacho, a él solo, sin su hermano.

Tocó dos veces la puerta suavemente y entró en su despacho con la garganta apretada y con su ritmo cardíaco a mil.

— Hola, Papu. — Le saludó nervioso el de cresta. — ¿Quería hablar de algo conmigo?

— Horacio. — dijo con una sonrisa tranquila en su rostro. — ven, toma asiento. Ponte cómodo.

Horacio obedeció y se sentó con temor.

— Sólo lo preguntaré una sola vez. — pronunció antipáticamente. — ¿Donde coño estuviste antes de ayer y ayer?

Horacio pensó en que responder. Pensó en contarle toda la verdad ya que se sentía despechado y quería que su padre le consolara y aconsejara, pero no, a pesar de que Volkov fue un hijo de puta en responder una simple pregunta; no quería hacerle daño ya que se había abierto con él después de todo.Optó por otra respuesta, pensó y pensó. Y soltó primero que se le vino a la cabeza.

— Salí con él. — le contestó con el pecho inflado y las mejillas rojas.

— ¿Con él? — preguntó molesto.

— Él. – insistió con esmero tratando de ganar más tiempo pensando una respuesta coherente.

Conway frunció el ceño y trató de pensar a quién coño se refería "Él" que insistía su hijo, y luego recordó.

— ¿Te estás viendo con ese doctor de pacotilla de nuevo? — preguntó con un tono asqueado su padre.

— ¡Justamente! — mintió. — He salido con él estos días.

— Nunca me agradó ese tío. — le regañó fulminándolo con la mirada.

— Lo sé, sabía que reaccionarias así...— inventó algo extrañado y avergonzado.

— Y que cojones, eso no justifica que te desaparezcas dos días enteros. — habló casi furioso.— Para algo tienes tu puto móvil, la próxima vez que me hagas algo así no vuelves a ver la puta luz del día. — Horacio no miraba a la cara a su padre mientras le regañaba, miraba al suelo algo triste con el pecho pesado, odiaba tener que mentirle a su padre por una persona que le hizo pasar terrible.

No pudo evitar llorar con los puños apretados por encima de sus muslos, haciendo fuerza para contener su sollozos leves. Su padre lo notó y se agachó a la altura de su silla para mirarle a los ojos.

The police cry a lot [Volkacio]Where stories live. Discover now